Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Acousticguitar
La corbata del sacerdote
Jesús, con un ejemplo muy práctico, decía que es más fácil ver la paja en el ojo del vecino que la viga que cada uno tenemos en el nuestro. Es decir que los defectos de los demás los vemos al primer golpe de vista; pero somos incapaces de ver los nuestros que siempre nos acompañan.
Aunque no es habitual, hoy ya no nos sorprende que un sacerdote vaya con traje y corbata. Quienes son más mayores, seguro que recordarán lo extraño que les parecía, después del Concilio Vaticano II, que los sacerdotes dejaran de vestirse con la sotana tradicional.
Por esos años inmediatos al Concilio, a un joven sacerdote el obispo le encargó la parroquia de un pueblo. Él, siguiendo las nuevas normas litúrgicas, cambió muchas de las costumbres tradicionales del pueblo. Algo que no gustó a las personas más tradicionales, que abiertamente le criticaban. Una de estas era una mujer que siempre andaba con “dimes y diretes” por el pueblo. Un día, que vio al sacerdote con traje y corbata, no pudiendo resistirse le dijo: “Señor cura, he traído mis tijeras y, si me lo permite, quisiera cortarle la corbata que lleva. No es propia de un ministro de Dios y además le queda muy larga”.
“No tengo inconveniente, señora en que me corte la corbata; pero antes de que lo haga, me gustaría utilizar sus tijeras para cortar algo que usted lleva. Una cosa muy larga y que la afea mucho; pero que la gente, por educación, no se lo dice”.
La mujer sorprendida le respondió: “No creo llevar nada inconveniente en mi persona, no obstante, le permito que usted corte todo lo que quiera”. El joven sacerdote, con una sonrisa, la dijo: “Si de verdad no tiene inconveniente, saque entonces su lengua señora”.
La carta del apóstol Santiago como palabra de Dios nos dice: “Si alguien no peca con su lengua, es un hombre perfecto, capaz de dominar toda su persona… Con ella bendecimos a Dios Padre y con ella maldecimos a los hombres hechos a imagen de Dios. De la misma boca salen la bendición y la maldición” (3,2.8-10).