Lo que proyectamos sobre los demás

Publicado el 17/08/2023
Agustinos


Texto: SAntiago  Alcalde, OSA
Música: Bensoundcute

El guía y el obispo

Te has puesto a pensar ¿por qué un defecto, que no soportas de una persona, otras no le dan mayor importancia? Lo que nos saca de quicio está directamente relacionado con lo que nos negamos a aceptar de nosotros mismos o no queremos mostrar.

 Un irlandés estaba pasando unos días de vacaciones en los ríos y lagos del condado de Galwey. Como no conocía bien la zona, y le gustaba la pesca del salmón, contrató los servicios de un guía local para que le llevara a los mejores ríos salmoneros. El guía, muy hablador, además de acompañarle, le entretenía contándole anécdotas.

            En un momento dado le habló de un obispo, que ambos conocían bien. El guía le contó que el año pasado le había llevado a estos mismos lugares a pescar salmón. “Es una buena persona – decía el guía – y sería mucho mejor, si cuidara la lengua que tiene”. “¿Quiere usted decir que el obispo dice palabras malsonantes u obscenas?”, le preguntó el pescador asombrado. “Por supuesto. Eso es lo que quiero decir. Y le contaré algo que me pasó con él. Un día, en un río como este, pescó un gigantesco salmón. Poco a poco lo fue acercando a la orilla y, cuando estaba a punto de sacarlo del agua, el bicho se liberó del anzuelo y se le escapo. Entonces yo le dije al obispo: ¡Qué maldita y bastarda perra suerte! ¿No cree? Entonces él me miró fijamente y dijo: la verdad es que tiene usted razón. Ahora, eso sí le digo, esta fue la única vez que escuché al obispo emplear semejante lenguaje”.

Por lo general, aquello que criticamos en los demás es lo que nosotros hacemos y no nos gustaría hacer. Esto es un mecanismo inconsciente de proyección psicológica. Atribuimos a otras personas sentimientos, pensamientos, impulsos, deseos que son nuestros; pero que no nos gusta aceptar.

Jesús sobre esto nos dice: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lucas 6, 41-42).