¿Insignificantes?

Publicado el 30/08/2023
Agustinos


Texto: Aurora Sanz
Música:  Bensoundcute

¿Insignificantes?

 

Buenos días:

En la actualidad somos un total de 8000 millones de habitantes en nuestro planeta. Eso es un 8 seguido de 9 ceros, para ponerlo en perspectiva. Y todos y cada uno, somos Hijos de Dios (la verdad es que me lo suelo recordar a mí misma, sobre todo cuando me encuentro a alguien que me cae especialmente mal o de quien me siento muy diferente y alejada). Esta cifra se queda pequeña si la comparamos con los 117.000 millones de personas que los demógrafos estiman que han vivido a lo largo de la historia humana, según un estudio publicado recientemente. Con lo que en la actualidad vivimos aproximadamente un 7% de todas las personas de la historia de la humanidad.

Lógicamente el ritmo actual de crecimiento no ha sido constante, ya que durante miles de años hubo menos personas habitando el planeta de las que vivirían en muchas ciudades en la actualidad. Además, la esperanza de vida era mucho más corta. Aproximadamente la mitad de los humanos hemos vivido en los últimos 2000 años.

Con estos datos, por cada persona viva hora, hay aproximadamente 14 personas que ya no están con nosotros, pero a los que tenemos que agradecer la civilización en la que vivimos, los idiomas que hablamos, la cocina con la que nos alimentamos, la música, la cultura, la tecnología, el saber en general, …

¿Y a dónde quiero llegar a parar con todo esto? Realmente hay un número muy limitado de personas que han tenido una relevancia real como individuos a nivel universal (en todas las geografías y a través de todos los tiempos). Lógicamente aquí incluiríamos a Jesús de Nazaret, Dios hecho hombre. ¿Y a quién más? Yo incluiría a Ghandi, Isaac Newton, Martin Luther King, Mozart, Marie Curie, Napoleón, Shakespeare…

¿Quiere decir que el resto no somos más que una gota de agua en un océano inmenso? En parte sí, y eso incluye a personas que creemos muy poderosas a día de hoy (un ministro de cualquier país del G7, un presidente ejecutivo de una multinacional, los dueños de grandes fortunas, monarcas…) y a aquellos que sin siquiera serlo, se lo creen (el jefe de un departamento de una pequeña empresa, el alumno “popular” de un colegio, el sobrino del alcalde de un pueblo,…). La realidad es abrumadora y en unas pocas décadas todos y cada uno de nosotros, independientemente de aquello a lo que nos dediquemos, caeremos en el olvido, incluso aunque una nota de Wikipedia nos pueda recordar. Sin embargo, dentro de nuestra pequeñez, podemos aportar nuestro granito de arena, y entre todos hacer una montaña para tener un mundo mejor. El premio no es el reconocimiento exterior, sino el de uno mismo y sobre todo el de Dios nuestro Padre, que es Quien lo valorará para la vida eterna.

Espero que estos datos no os hayan hecho sentir insignificantes, sino poderosos a través de la sencillez, por todo lo bueno que podemos hacer por los demás. Que tengáis un gran día.