Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Amazing Grace
El matrimonio Dupont
En tiempos de la Revolución francesa, el general Dupont, que era partidario del rey Luis XVI, fue hecho prisionero por los revolucionarios. Estos le encarcelaron en la prisión parisina de la Bastilla junto con su mujer, madame Dupont. Suponían, aunque no tenían ninguna certeza, que ella era también partidaria de las ideas del llamado “Antiguo régimen”.
Después de pasar algún tiempo en la prisión, un día a todos los presos, hombres y mujeres, fueron reunidos en el patio de la cárcel. A continuación, el delegado de prisiones del gobierno revolucionario, leyó el nombre de los que, inmediatamente, iban a ser guillotinados. Estos, al oírlo, debían dar un paso al frente y dirigirse a la carreta de la muerte. Al escuchar el apellido Dupont, dos personas, desde distintos lugares, salieron de su fila. El delegado les miró con sorpresa y preguntó: “¿Dos Dupont? ¿Cómo dos? En la lista que tengo sólo consta uno”. El general entonces dirigiéndose hacia su esposa la dijo: “Permíteme, cariño, que sólo por esta vez, sea yo quien pase delante de ti”. Luego, avanzando con paso firme, se dirigió hasta la carreta donde estaban el resto de los condenados a muerte.
Madame Dupont, muy conmovida, quedó absorta y sin poder decir nada. Días después fue puesta en libertad y entonces comprendió que las palabras de su esposo fueron su última forma de decirla: “Te he querido hasta dar la vida por ti”.
San Pablo en la carta a los Romanos nos dice: “Cristo murió por los malos. Difícilmente habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a hacerlo. Pero Dios demostró su amor por nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rm 5,6-8
¿Cómo estás en esto del amor? ¿Serías capaz de dar la vida por alguien?