Texto: Santiago Alcalde, OSA
Música: Bensound cute
El ratón insatisfecho
¿Por qué las personas no sabemos apreciar lo que tenemos hasta que nos falta? No valoramos la salud hasta que la perdemos. No apreciamos la compañía de las personas hasta que estamos solos. No nos damos cuenta de lo bueno, grande e importante del sol, el aire, el agua, la tierra y todo lo que contiene.
Desde hacía varias generaciones una familia de ratones habitaba en una iglesia antigua. Vivían detrás de unos altares laterales. Pasaban frío y sufrían otras incomodidades; pero se sentían seguros. Allí habían nacido todos y no se les pasaba por la cabeza poder vivir en otro lugar. Sólo el ratoncito más joven quería irse. Este deseo se le hizo insoportable, cuando un día salió al jardín de la iglesia y allí disfrutó de todo lo que le rodeaba que para él era nuevo.
Un día finalmente se decidió a emprender una nueva vida. Aprovechó para marcharse un domingo. Vio el bolso semiabierto de una señora mayor, que estaba en el suelo, al lado de un banco y se introdujo dentro de él. Esta, sin saberlo, lo llevó hasta su vivienda. En la nueva casa, lo primero que notó fue el calorcito. Por primera vez vio un radiador. Se metió detrás de él y acurrucado se durmió. Cuando el calor se le hizo insoportable, vio una puerta abierta y se marchó. Dio con un granero. Allí comió todo el trigo que quiso. Luego, entre las cosas viejas del granero, encontró unos mechones de lana con los que se construyó un confortable nido. Así, sin ninguna preocupación, estuvo viviendo durante tres meses. Pero según iba pasando el tiempo cada vez sentía más la soledad. En esa casa no había ratones ni gatos. Entonces reflexionando se dijo: “Debería sentirme feliz y contento, pero no es así. ¿De qué me sirve llevar una vida cómoda y tranquila, si estoy solo? ¡Lo que daría yo por tener compañía!”.
Quizá en el ADN de todo ser humano se esconde el ansia permanente de nunca estar satisfechos con lo que somos, hacemos y tenemos. Esto es bueno, porque nos ayuda a no acomodarnos y buscar lo más y lo mejor; pero a la vez nos impide disfrutar plenamente de las personas que nos rodean y de todo lo que tenemos que es mucho y valioso.