¿Libertad?

Publicado el 18/12/2023
Agustinos


Texto:  José Joaquín Ojea
Música:  Bensoundcute

Libres para el bien

Buenos días,

El otro día en mi casa surgió una conversación de sobremesa, con unos cafés humeantes y unas pastas encima de la mesa, acerca de si el hombre es realmente libre. Uno de los planteamientos era que si Dios es omnipotente, nos da libertad pero también nos la puede quitar. Si Dios todo lo conoce, aunque el ser humano “decida” alejarse de Dios o acercarse a Él, Dios ya lo tenía en sus planes para ese ser humano… ¿dónde queda la libertad del ser humano?

Creo que era una buena conversación, a lo mejor demasiado profunda para unos cafés, pero eso es lo que se necesita en un hogar, en una familia, que, aunque no todos estén de acuerdo, aunque se tengan posiciones distintas, se puede hablar y dialogar, sin llegar al enfrentamiento… ¡cuánta falta hace en el mundo de hoy!

Dándole vueltas, para mí, el planteamiento debería empezar por ¿qué entendemos por libertad? Podemos decir que la libertad es esa capacidad maravillosa que tenemos de dirigir nuestra vida en la dirección que debe desarrollarse, con un poder de elección que exige lucidez, para saber ver el fin y el camino para alcanzarlo, y la fuerza para lograr caminar hacia ese fin.

Nuestra grandeza es la libertad que nos da energía para poder superar los condicionamientos que obstaculizan nuestra marcha hacia nuestro fin.

Benedicto XVI en un encuentro de jóvenes en Colonia decía: “la libertad no quiere decir gozar de la vida, considerarse absolutamente autónomo, sino orientarse según la medida de la verdad y del bien, para llegar a ser, de esta manera, nosotros mismos, verdaderos y buenos”.

Santo Tomás de Aquino, hablaba de libertades que esclavizan porque retienen al hombre en términos ajenos y cuando eso sucede, la persona viene a menos, hiere a su naturaleza y, en términos cristianos, ofende a Dios, a los demás y a sí mismo. Se puede llamar esclavitud del pecado, del error, de la frivolidad o de la vida no lograda. En cualquier caso, y en esas circunstancias, la criatura no es que deje de ser libre, porque es imposible.

Para mí, Dios en su omnipotencia pone en nuestras manos multitud de opciones, y nosotros somos enteramente libres para elegir. En el relato del Génesis, Dios le dijo al hombre que podía comer de todos los árboles del jardín (y eso que Dios hizo brotar del suelo “toda clase de árboles”). Dios nos ha creado miles de opciones. Pero el hombre no podía comer del árbol del conocimiento… Esto es, de todas las opciones que tienes, algunas te alejarán de Dios. Y el hombre (y la mujer) decidieron por aquella opción que les alejaba de Dios y por lo tanto del paraíso. ¿Pero fueron libres? No, evidentemente no. Obedecieron a otro, a la serpiente. Por ello en Romanos 6:16 dice que somos esclavos de aquel a quien obedecemos. Esto significa que  en vez de ceder a nuestros anhelos, hayamos  libertad solo cuando nos disponemos a elegir el camino de Jesucristo, dominar nuestros deseos en Jesús y seguirlo a El. Y aunque humanamente parezca imposible, recordemos que Aquel que nos hace libres “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (Ef. 3:20).

Por todo ello, ¿qué vas a hacer? ¿Vas a vivir conforme a los dictados del Amor? ¿Vas a vivir “como hombre (y mujer) libre y no como quienes convierten la libertad en pretexto para la maldad”)? (1Pe 2:16)

¡Buenos días!