SÁBADOS DE RELECTURA

Publicado el 06/01/2024
Agustinos

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Se despertó nervioso

Se despertó nervioso, mucho. Había dormido mal, tan inquieto como estaba, impaciente porque estaba a punto de llegar el día.

Había soñado con la regia cabalgata, presidida por tres hermosos caballos ataviados con bridas de oro y piedras preciosas. Sobre las sillas de montar, sus majestades los reyes de Oriente, vestidos con finos y lujosos trajes y capas bordadas con hilo de plata. Tras ellos, tres camellos cargados de sacos y sacos repletos de regalos.

Apenas vislumbró los primeros rayos de sol, saltó de la cama de un brinco y fue corriendo hacia el balcón, movido como un resorte por la curiosidad y la esperanza. Era tan pequeño que no llegan al pomo de la puerta. Daba pequeños saltitos, hecho, como estaba, un manojo de nervios. Era flacucho y muy moreno. De piel lisa y brillante. Nariz respingada y ojos grandes y despiertos, que no se paraban de abrir y cerrar con insistencia.

Al ruidoso forcejeo del niño acudió la criada dando gritos:

– ¿Qué es ese ruido? ¡Qué demonio de niño! ¡Vete a la cama, que es muy temprano!

– ¡Los Reyes! ¡Quiero ver lo que han traído los Reyes! - gritaba el pequeño.

Jacinto Benavente, Los Reyes magos