BUSCA

Publicado el 18/01/2024
Agustinos

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Texto:  Clara De Mingo Romar

Música: Claro de Luna (Beethoven) – Richard Clayderman

BUSCA

¡Buenos días!

Casi ha pasado una semana del domingo, pero en mi cabeza siguen resonando las palabras del Maestro: “¿Qué buscáis?”. Un amigo agustino sabe lo que me gusta tener la cabeza ocupada y no se le ocurrió otra cosa que hacerme esa misma pregunta. Y para comenzar, decidí ir al diccionario para ver la definición de un verbo tan complicado de explicar: “hacer algo para hallar a alguien o algo / hacer lo necesario para conseguir algo”. Una de las cosas que me llamó la atención fue que se trata de un verbo que, por definición, exige una predisposición y un movimiento por parte de la persona que busca. Es decir, que los discípulos no se sentaron en el porche a esperar que apareciera, sino que es Jesús el que los ve acercarse con curiosidad después de lo que les dijo Juan.

Este es un punto que para mí refleja la grandeza de Dios, que la gente le buscaba (como en el Evangelio de hoy) y le busca, acudiendo de todas partes, situaciones personales, razas, y clases sociales. Actualmente, vivimos en una sociedad donde el marketing está al orden del día, y las empresas se dejan auténticas millonadas en hacer sus productos más atractivos para el público al que van dirigidos, según el rango de edad, el producto, sexo. Sin embargo, a Jesús no le hizo ninguna falta ni publicidad ni venderse para que la gente le siga hoy en día incluso, simplemente haciendo la voluntad del Padre consigue que le busquemos.

Pero la cosa no quedó ahí, sino que nos pusimos a reflexionar sobre la respuesta de los discípulos: “Rabí, ¿dónde vives?”. Normalmente, cuando buscamos algo, tenemos interés, curiosidad por saber más de eso, o de la persona a la que buscamos. En este caso, cuando los discípulos le contestan con esta pregunta, le expresan que no quieren que se quede ahí la relación sino conocerle más profundamente. Conocer a una persona no es solo quedar a tomar unas cervezas, ir a ver una película, ser coincidentes laborales, sino que implica entrar en su mundo, conocer su “casa”, las cosas que le importan. Y esta es la contestación de los discípulos: quiero saber dónde vives, conocer tus tradiciones, lo que consideras “tu hogar”.

Y, por último, vemos la invitación del Maestro: “venid y veréis”. Quiero que me conozcáis, que os acerquéis a mí, que me descubráis. Es un ofrecimiento personal y directo que hace a cada uno de nosotros para encontrarle, conocer su hogar y verle cada día de nuestras vidas.

Sin duda, la pregunta que les planteó el Maestro es una que va a ocupar más de una y más de dos oraciones, porque quizás lo englobaría todo en que lo que busco es paz, tranquilidad. Ahora bien, ir desgranando todos esos aspectos y acciones concretas ya es tarea de varios meses.

Sin embargo, nunca está mal recordar que lo importante es hacerse preguntas.

Y tú, ¿qué buscas?

¡Buenos días!