La he desperdiciado

Publicado el 15/02/2024
Agustinos


Texto:  P. Santiago Alcalde Arriba, OSA

Música:  Amazing Grace – Kesia

La he desperdiciado

Muy buenos días.

Muchas personas, sobre todo los jóvenes, tienen la idea de que la vida y la juventud les van a durar siempre. Y por eso viven despreocupados de todo y a veces también de Dios. Más adelante, cuando la vida les va apretando por todas partes, van viendo que no todo es felicidad y empiezan a comprender el valor eterno de todo lo que hacen. Lo malo es que a veces ya llegan tarde y no pueden remediar su vida desperdiciada en miles de bagatelas, cuando no en caminos extraviados que llevan al abismo.

Me contaba un amigo, que cuando era niño, y de eso hacía ya mucho tiempo, le impresionaron grandemente estas palabras: “¡La he desperdiciado! ¡La he desperdiciado!”.

Las palabras eran la de un hombre ya anciano que durante toda su vida había vivido al margen de Dios, si es que alguna vez había tenido en cuenta a Dios. Pero como Dios siempre concede por lo menos una oportunidad de convertirse a todas las personas, a este hombre la oportunidad le llegó un día, cuando pasando al lado de una iglesia entró en ella, para resguardarse del calor y descansar. Estando allí, sin pretenderlo, oyó a un sacerdote predicar en la misa. La gracia de Dios, a través de las palabras del sacerdote obraron el milagro. Al término de la misa pidió al sacerdote que le escuchara en confesión. Mi amigo, que era monaguillo, y esperaba que el sacerdote le permitiera regresar a casa, escuchó a este hombre al retirarse del confesionario: “¡La he desperdiciado! “¡La he desperdiciado! ¡He desperdiciado mi vida!”. Palabras que acompañaba con sollozos y lágrimas.

El impacto que estas palabras me causaron me comentaba mi amigo, han sido como un norte que ha orientado toda mi vida desde niño. Nunca jamás, me propuse, tendré que decir de mi vida: “¡La he desperdiciado! ¡La he desperdiciado!”.

Sabemos que los años pasan rápido, muy rápido y sólo hay una vida en este mundo. No hay una segunda oportunidad. Sólo tienes esta vida mortal que tú puedes aprovechar o desperdiciar y con ella la vida eterna que Dios te da. Amigo, en este momento, estés como estés, mira qué estás haciendo con tu vida y cómo te estás preparando la eterna. “Vigilad y orad, porque no sabéis el día ni la hora”, nos dice Jesús.

BUENOS DÍAS