Cristianismo con mostaza

Publicado el 20/02/2024
Agustinos

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Texto:  Santiago Alcalde, OSA
Música:  Bensoundcute

El cristianismo se sirve solo

¿Qué haces cuando necesariamente tienes que comer algo que no te gusta? Muchas personas disimulan el mal sabor que para ellas tiene esa comida con mostaza, kétchup, mahonesa, sal, azúcar…

 A los niños y a otras personas no suele gustarles el hígado de los animales, aunque este tiene mucho hierro y otras vitaminas que necesita el organismo humano. Recuerdo a un compañero que, a pesar de los años, no puede ver el hígado. Antes lo comía a la fuerza, porque no le quedaba más remedio. Ahora simplemente no lo come. De niño tuvo que comerlo por decreto maternal. Más le valía hacerlo ¿Cómo lo lograba? Al principio agotaba los típicos recursos: dárselo al perro a escondidas; dejarlo abajo de la mesa; trasladar un pedacito al plato del hermano de al lado... Pero todas estas técnicas eran rápidamente descubiertas por la madre. Así que tenía que comerlo. Más adelante encontró una solución muy sencilla a su problema. Como le gustaba la mostaza, ponía la carne de hígado totalmente cubierta de este aditamento. De esta manera lograba neutralizar, al menos en un ochenta y cinco por ciento, aquel “sabor horrible” que para él tenía el hígado.

Lo que te acabo de contar, y está bien en el campo culinario, falla cuando lo aplicamos al cristianismo. Una hamburguesa con mostaza sabe mejor, pero el cristianismo con mostaza deja de ser cristianismo. Lo mismo ocurre si le pones azúcar. Un cristianismo dulzón resulta empalagoso. Los complementos en el cristianismo no van bien con él. La fe, la tomas como viene o la dejas… La moral cristiana, la cumples fielmente o no la cumples… La oración, la realizas bien o simplemente no rezas. El cristianismo no se puede camuflar con otros “sabores”, o prepararlo al gusto de cada uno.

 Reconozco que hay muchos cristianos a los que les gusta el cristianismo con mostaza, lo cual no estaría mal, si Jesús hubiera pensado su evangelio para vivirlo con mostaza. Pero Jesús puso su evangelio en estado puro, sin edulcorantes, azúcares, sales, salsas o cualquier otro condimento que pueda disimular su sabor y hacerlo más “comestible” para todos los paladares. Cristo no neutralizó su Evangelio con mostaza. El cristianismo se sirve solo. Se vive como es o no es cristianismo. “O conmigo o contra mí”, dijo Jesús y nunca se desdijo de estas palabras.