Cuánto dice el silencio I
Cada vez hablo menos. Me siento bien pensando en mis cosas sin decir nada. Hay pocas personas capaces de respetar el silencio hasta el extremo de permanecer mudas la mayor parte del tiempo. Yo estoy a gusto con quienes me relaciono sin tener la obligación de hablar. A veces realizamos un breve comentario en voz alta como si formara parte del sueño, una fantasía, o algo similar. Si alguien me observa desde fuera tal vez piense que mi vida no es real, que no tengo casa, ni amistades, ni familia, que todo lo que me rodea forma parte de la ficción que yo me he creado. Tampoco estimo que sea necesario hablar para manifestar las emociones. Quizá lo que estoy contando sea consecuencia de una cuestión genética que afecta a determinadas personas. Mis padres eran capaces de expresar sus opiniones sin pronunciar ninguna palabra, sobre todo mi madre. No hacía falta subrayar cualquier detalle porque nos conocíamos tan bien que un simple gesto, una mirada, un suspiro, revelaba los sentimientos y lo que pensábamos sobre cualquier asunto.
En Algún Día, José Antonio Garriga Vela.