Ley y libertad

Publicado el 26/02/2024
Agustinos


Texto:  Pablo Tirado, OSA
Música:  Bensoundcute

Amor, justicia, dignidad

Cualquiera que leyera nuestro título, bien podría pensar que está leyendo un titular de actualidad política y, si bien estos términos siempre han dado lugar a interpretaciones diversas y largos equívocos, hoy en nuestra sociedad española tienden aún más a rebajarse. Parece que los que hacen las leyes hoy pueden construir arbitrariamente las libertades de quienes las han quebrantado.

Pero esta segunda semana de Cuaresma nos abre a otra comprensión y significado de la ley y la libertad, válida para todos los tiempos y en contra de otras interpretaciones. Ante la confesión exclamada de: “Este es mi hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo”, descubrimos un contexto diferente en el que Jesús es reconocido como nuestro modelo.

¿Y qué hay en este marco de diferente? Esta confesión nos llega acompañada de dos figuras, Elías y Moisés. Y, precisamente, la referencia al segundo, Moisés, es lo distintivo. La figura de Moisés para el pueblo de Israel es muy importante porque él es quien les entrega la ley de parte de Dios y para ellos la ley es un medio para mantenerse unidos a Yahvé, para cuidar la alianza, el pacto, entre Él y el pueblo. Pero no solo es quien les entrega la ley, también es aquel instrumento de Dios que les trajo la liberación, que les dio la libertad.

No podemos separar estos dos aspectos: ley y libertad. La ley, por tanto, debe promover la libertad del ser humano, evitar todas las situaciones de opresión y desigualdad. Hoy hay muchas leyes que privan de la libertad, que limitan la dignidad del ser humano, que son un obstáculo para la igualdad y para el justo desarrollo de todos. Pero, aludiendo a nuestra sociedad actual, como decía al inicio, hoy también nos quieren filtrar leyes que justifiquen a los que,a su vez, han transgredido las leyes que protegían la igualdad y la dignidad de todos, solo en favor de su situación personal.

Jesús, es la clave que nos hace entender para siempre la justa identidad y relación entre ley y libertad: las leyes del amor de Dios siempre estarán en función del compromiso con la dignidad de todos, evitando el ataque directo a los vulnerables o renunciando a justificar o perdonar a aquellos que no usaron la ley para el bien y protección común en beneficio e interés exclusivamente propio.