Ser un amigo de corcho

Publicado el 27/02/2024
Agustinos

4

Texto:  Quique Infante
Música:  Acousticguitar

Un soporte al que agarrarse

Roberto Carlos -el cantante, no el futbolista- expresó en una de sus canciones su deseo de tener "un millón de amigos, y así más fuerte poder cantar". Personalmente, no logro entender la conexión entre la cantidad de amistades y la potencia vocal al cantar. De hecho, creo que cuando uno canta a todo pulmón, está más cerca de perder amigos que de ganarlos. Pero bueno, ese no es el punto.

Por las referencias a una canción que tiene casi medio siglo, se puede deducir que el autor de este texto peina canas desde hace bastante tiempo. Y justo por eso, uno recuerda que en su infancia no existían los flotadores de plástico como los conocemos hoy. En su lugar, a los niños pequeños nos amarraban un enorme huevo de corcho rosa en la espalda para que no nos hundiéramos. Una especie de “amigo de corcho” que no nos dejaba ahogarnos.

Y de eso quiero hablar hoy: de nuestra capacidad para ser de corcho. Es decir, el superpoder que tenemos todos para ser el soporte en el que un amigo, o un familiar -o incluso un prójimo desconocido- se pueda agarrar cuando sienta que se está ahogando.

Ser un amigo de corcho implica tener los ojos bien abiertos para ver cuando alguien cercano está empezando a hundirse. Implica también tener las orejas atentas para escuchar y tratar de comprender qué está causando ese hundimiento. Implica tener unos hombros fuertes en los que nuestro amigo pueda apoyarse en los momentos difíciles. Y, sobre todo, asegurarnos de que cuando nuestro amigo sienta que el agua le llega al bigote, y sepa que puede agarrarse a nosotros, sus amigos de corcho, y salir a flote.

Ayudar a levantar a los demás no significa que siempre tengamos que estar de acuerdo con ellos. De hecho, muchas veces nuestra ayuda consistirá en mostrarles una perspectiva que quizás no están viendo, algo que podría estar contribuyendo a su malestar. Como dijo San Agustín, "cuando corrijas, corrige con amor". Siempre que actúes con amor, estarás en lo correcto, incluso equivocándote. Ya te lo sabes, "ama y haz lo que quieras". Dicho esto, y por descargar de doctrina el párrafo, haré referencia a la mítica frase de un amigo mi padre. Decía -cambiando alguna palabra, no vaya a ser que estén leyendo o escuchando menores- que “los amigos están para decirte lo majo que eres, porque para decirte que eres un imbécil ya están enemigos”. Es una frase con un gran sentido del humor, pero que encierra toda una filosofía de vida del verdadero amigo de corcho.

Y lo más bonito es saber que cuando nuestro propio corcho comience a humedecerse y perdamos la capacidad de flotar, será entonces cuando uno de nuestros amigos de corcho estará ahí para sostenernos y ayudarnos a salir a flote.

¡Buenos días!