En calma

Publicado el 12/03/2024
Agustinos

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Texto:  Agustín Alcalde, OSA
Música:  Amazingrace

"Una majestad llena de calma"

En estos “buenos días” de hoy ya cercanos a la Semana Santa os traigo aquí el Cristo de la Buena Muerte. El Señor de la vida en paz.

            He vuelto a leer las palabras poéticas de José María Pemán que regaló a la Cofradía de Cádiz que está en la parroquia de San Agustín.

            El texto del que hablo es todo un poema de valor y coraje, de “una majestad llena de calma”.

            No me voy a extender analizándolo, sino sólo tocando con cuidado algunas de sus palabras.

Las primeras cuando se presenta al artista, Juan Martínez Montañés o quien fuera, hablando del modelo diciendo:

                        “¿Quién pudo de tal manera

            darte esta noble y severa

majestad llena de calma?

            No fue una mano: fue el alma

            la que talló la madera.

           Las segundas hablando de Cristo en la cruz cuando define maravillosamente todo un ser humano y clavado en cruz que supo, pudo y quiso, abrazarnos a todos.

            “como Tú estás en la Cruz:

                        “de sangre los pies cubiertos,

            llagadas de amor las manos,

los ojos al mundo muertos,

y los brazos abiertos

para todos mis hermanos”.

        En estas terceras se escenifica una masacre humana para luego hablar, en tercer lugar, de una ofrenda de vida en el mismo José María Pemán, el poeta:

¿A ofrecerte, Señor, vengo

            mi ser, mi vida, mi amor,

            mi alegría, mi dolor,

            cuanto puedo y cuanto tengo;

            cuanto me has dado, Señor”

  En las cuartas y últimas casi vuelvo al principio curioso y atento ante la “majestad llena de calma” para detener mi mirada en la sangre de sus pies clavados que en un tiempo lejano copié en tinta china por la fuerza de su trazo. También están los “brazos abiertos para todos mis hermanos” con el cuidado que son tratados cuando se baja la imagen del lugar donde está y se quita el polvo de esos brazos y el cuerpo antes de apoyar el Cristo en el suelo; se le expone a la gente y pueden verlo tendido, no muerto, sino como resucitado, sin tocar la cruz y el rostro caído:

          “¡Cristo de la Buena Muerte,

            el de la faz amorosa.

tronchada como una rosa,

sobre el blanco cuerpo inerte

que en el madero reposa!”

Ese “reposar” de Jesús, en fin, que parece no estar en la cruz sino en el aire que lo rodea en calma me habla y me da ánimo para unos BUENOS DÍAS, amigos, en calma y paz.