Convertirse

Publicado el 14/03/2024
Agustinos

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Texto: P. Santiago Alcalde Arriba, OSA

Música: Amazing Grace - Kesia 

CONVERTIRSE

El pobre y las habichuelas.

Una palabra propia del “Diccionario de la cuaresma” es la palabra “conversión”. Desde la Biblia se nos insiste con reiteración machacona en que nos convirtamos. “Si no os convertís todos pereceréis” (Lc 13,3), nos dice Jesús, lo mismo que decía a la gente de su tiempo.

El libro del Génesis nos enseña que el diluvio universal vino porque los hombres hacían el mal y no querían convertirse. Para explicar esta afirmación, un rabino judío un sábado, en la sinagoga de su pueblo contó este pequeño cuento.

Un hombre muy pobre tenía para alimentarse y subsistir, a lo largo de todo el invierno, sólo un cesto de habichuelas. Sus vecinos, para burlarse de él y de su comida nada variada ni apetitosa, le fueron quitando poco a poco, habichuela a habichuela, todas, hasta dejarlo sin ninguna. Para justificar su conducta se decían: “Quitar una habichuela no es pecado... A eso no se le puede llamar robo… Ni este hombre ni nadie nos pueden denunciar ante un juez por tan pequeña cosa. ¡Vaya tontería quedarnos con una habichuela!”. Pero Yahvé, al ver lo realizado por los hombres de este pueblo, calificó su acción de robo y violencia, decidiendo mandar el diluvio sobre ellos.

Después de escuchar este ejemplo, todos los que estaban en la sinagoga, le manifestaron al rabino su rechazo. No estaban de acuerdo con este actuar de Dios. Les parecía demasiado grande y desproporcionado el castigo de Dios por el robo de una habichuela. El rabí, entonces les contestó: “Sí, la sentencia puede parecer muy grande e impropia de Dios, que es misericordioso; pero recordad que antes del diluvio Dios advirtió a los hombres, durante 120 largos años, que, si no se convertían de su mala conducta, les enviaría un castigo ejemplar; y no le hicieron caso”.

Amigo/a: No hay pecado pequeño para quien no quiere cambiar su conducta. Lo mismo que no hay pecado grande, que no pueda ser perdonado y olvidado, cuando uno se arrepiente de sus malas obras.

BUENOS DÍAS