Contradicción

Publicado el 25/03/2024
Agustinos


Texto:  Pablo Tirado. OSA
Música:  Bensoundcute

Vivir su voluntad o la mía

La paradoja, la contradicción, cuando no el aparente sin sentido, es una constante de la vida y, por ende, de la vocación cristiana y, más exactamente, de la Pascua hacia la que caminamos de manera inexorable.

            Desde el quinto domingo de cuaresma, venimos asistiendo a esta experiencia en la vida de Jesús, en sus palabras y en sus hechos, viendo en ellos, el reflejo de nuestra propia vida. Si el grano de trigo no muere, no puede dar vida; y el reciente domingo de Ramos, nos recuerda que el Hijo del Hombre debe morir para dar la vida en rescate por muchos, que solo es posible encontrar la vida plena y auténtica, cuando nuestros planes se abren a la voluntad del Señor, cuando sabemos pasar de nuestros planes a los Suyos: si es posible que pase de mí este cáliz, pero que se haga tu voluntad y no la mía.

            Hoy, Lunes Santo, es un precioso recordatorio de esta contradicción y paradoja de la Vida cristiana, coincidentemente, más agudo. En otro contexto litúrgico, celebraríamos la Anunciación del Señor, pero estamos ya en medio de la Semana Santa. Y, lejos de quedarse en la contradicción externa, los Evangelios de aquel y este día nos ponen ante y nos recuerdan la vida en esta inevitable tensión: vivir Su voluntad o la mía.

El Evangelio de Lucas nos hubiera recordado en la Anunciación el fiat de María. Y es que, en su ejemplo, entendemos que hacer la voluntad de Dios no siempre es fácil. Usualmente tenemos nuestros propios planes para nuestra vida. Es bueno tener planes, pero nunca a expensas de nuestro crecimiento en la relación con Dios. María, maestra, pero también primera discípula de su Hijo, es el primer ejemplo cristiano.

Y en el evangelio de Lunes Santo, Juan, una vez más, nos hace caer en la cuenta y prepara para nuestra celebración pascual: “¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselo a los pobres?”, nos dice Judas. Un aparente y legítimo interés…pero espurio y desviado de los planes de Jesús. A menudo ocurre así en nuestras vidas, incluso cuando estamos metidos de lleno en la Pascua. Tenemos, como María y Judas, legítimos planes, proyectos e intereses, pero ¿realmente buscamos estar alineados con Dios a través de ellos? ¿No obedecerá un tanto a nuestros propios intereses por legítimos que puedan aparentar?

¿Cómo y a qué morir para encontrar la Vida, para dar Vida, para ser Vida? ¿A qué debo renunciar? ¿Qué actos hago por mi propio interés, para mi propio bien sin tener en cuenta la situación de los demás? ¿Qué acciones de la vida cristiana hago por simple rutina sin producir vida a mi alrededor? Hoy, a cada uno de nosotros, se nos anuncia la oportunidad, todavía, de resucitar este sábado en la Vigilia Pascual.