La hormiga y la libélula

Publicado el 09/05/2024
Agustinos

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Texto: P.  Santiago Alcalde Arriba, OSA

Música: Amazing Grace - Kesia 

LA HORMIGA Y LA LIBÉLULA

¡Buenos días!

Todos nos creemos en posesión de la verdad. Desde ahí, nos erigimos en jueces de la vida y actos de los demás. Nos consideramos el centro del mundo y queremos que todos giren a nuestro alrededor. Nos falta tolerancia y humildad para no discriminar.

Las hormigas son animales muy organizados. Es como si tuvieran un plan fijo en su mente y tratan de llevarlo a cabo, sea como sea, sin salirse de lo fijado. Las libélulas, al contrario, son todo lo opuesto.

Una hormiga estaba mirando cierta flor, cuando una libélula se precipitó para saborear el néctar de su cáliz. Luego, haciendo cabriolas, se alejó y al poco volvió a lanzarse sobre la flor. En esta ocasión la hormiga dijo: “Amiga, tú vives sin trabajar y careces de plan alguno. ¿Qué propósito tienes en la vida? ¿Cómo será tu fin?”

La libélula contestó: “Mira yo soy feliz así y busco el placer sin más. Este es el objetivo de mi vida. Mi meta es no tener meta. Tú puedes planificar tu vida como quieras; pero no me convencerás de que existe algo mejor. Tú a lo tuyo, yo a lo mío”.

La hormiga entonces pensó: “Sin duda que lo que es visible y cierto para mí, es invisible para ella. Ella conoce lo que les sucede a las libélulas, yo a las hormigas. Que ella siga su vida y yo la mía”. Tras esta reflexión la hormiga siguió su camino.

Algún tiempo después, sus caminos se volvieron a cruzar. En este caso fue en una carnicería. La hormiga estaba parada discretamente debajo de la tabla de cortar carne, esperando alguna pequeña brizna que pudiera llegarle. La libélula, viendo la carne roja desde arriba, se dirigió hacia ella y se posó encima; pero en ese momento descendió el cuchillo del carnicero y la cortó en dos. Sus dos mitades cayeron al suelo, a los pies de la hormiga, que musitó para sí: “Su plan de vida ha concluido y el mío continúa”. Luego, arrastrando una parte del cuerpo de la libélula, poco a poco se la fue llevando a su hormiguero.

Cada persona es dueña de su vida y destino. Podemos aconsejar, animar a cambiar o mejorar; pero sabiendo que cada uno elige lo que cree es más conveniente para él. Hoy día de la lucha contra la discriminación, no nos hagamos jueces de la vida de los demás y no los marginemos por ser y pensar distinto a nosotros.

¡BUENOS DÍAS!