Paciencia

Publicado el 05/06/2024
Agustinos


Texto: Miguel A. Herrero, OSA
Música:  Acousticguitar

Madre de todas las virtudes

Buenos días

Hay una frase que repite con cierta asiduidad un hermano de mi comunidad: “Señor, dame paciencia, porque como me des fortaleza…”

Y más allá de la broma y del sentido jocoso con que la dice. Creo que es una buena petición: “Señor, dame paciencia.” Al menos yo, en este tiempo de fin de curso, de fin de muchas actividades, me encuentro necesitado de paciencia… bueno también de fortaleza…

Pero vayamos por partes. Hoy pensemos en la paciencia, virtud que a menudo subestimamos, pero que desempeña un papel importante en la vida cotidiana.

Déjame detenerme en tres cosillas.

1º Me gusta pensar la paciencia, no solo como esperar pasivamente, sino más bien como una fuerza interior que permite mantener la calma, la compostura, el equilibrio cuando enfrentamos desafíos. Es como una reserva de energía que nos ayuda a perseverar. Cuando enfrentamos dificultades, la paciencia nos ayuda a mantener la esperanza. A veces, las soluciones no llegan de inmediato, pero confiar en que el tiempo resolverá las cosas nos da la fuerza para seguir adelante.

2º La paciencia también juega su papel en el aprendizaje.  Aprender algo nuevo requiere tiempo y esfuerzo. La paciencia nos permite estudiar, investigar y adquirir conocimientos gradualmente. No todo se logra de inmediato, pero cada pequeño paso cuenta.

3º En nuestras relaciones con los demás, la paciencia es esencial. Tener paciencia con los demás es fundamental para mantener buenas relaciones y evitar conflictos innecesarios. La paciencia nos permite escuchar, comprender y dar espacio a los demás para crecer.

Si, si,… eso suena bonito pero no siempre es fácil, por eso ME dejaría aconsejar que para ser paciente debo ser empático, ponerme en el lugar del otro, considerar sus circunstancias. Estaría bien expresar mis pensamientos y sentimientos de manera clara, concisa, respetuosa; aprender a decir “no”, creo que también me ayudaría al igual que establecer límites sanos… y, aceptar que no siempre obtendré lo que quiero y deseo, algo de frustración puede ser aliada de mi paciencia, ya decíamos que alguna cosas llevan tiempo y que no siempre se pueden lograr resultados instantáneos, es bueno tenerlo en cuenta.

Y no quiero olvidarme, que sería bueno ser paciente conmigo y mi impaciencia… y que está bien no ser perfecto. Que aprender de los errores es parte de la vida, que podemos y debemos celebrar nuestros avances y logros, por pequeños que sean.

Sé amable contigo mismo y reconoce tus esfuerzos, la paciencia es una virtud que se desarrolla con el tiempo y la práctica.

Ya lo dice el dicho: “La paciencia es la madre de todas las virtudes”… pues eso: “Dame, Señor, paciencia, que necesito muchas otras virtudes…”  hoy, y todos los días.