Texto: Agustín Alcalde, OSA
Música: Acousticguitar
La Trasfiguración de Jesús
Conocemos muchos milagros de Jesús, unos de curación, otros de muestra de cariño y cuidado especial al desamparo, algunos de socorro y necesidad.
¿Y los milagros de ánimo? ¿Existió alguno? Tal vez todos cuando han sido para manifestar su poder y amor.
Sin embargo, hoy, se nos presenta la trasfiguración de Jesús. Tenemos ante nosotros: UN MILAGRO CLARO DE ÁNIMO. Cuando estamos demasiado desanimados, ante la vida compleja que nos rodea, ante el miedo que atrapa a niños y mayores y los lleva al suicidio o la desolación, ante el hambre y la pobreza.
Jesús pudo haber resuelto todo con un milagro más y, sin embargo, nos muestra un cambio de sí mismo, una nueva cara o rostro, eso que se llama “la otra cara”, otra figura: “SE TRANSFIGURÓ DELANTE DE ELLOS”, con vestidos blancos como la nieve, de un color deslumbrador. Y trayendo ante él a Elías y Moisés. Y, además, estaban hablando entre sí y ante ellos.
Pedro reacciona y pide que siga la visión. ¿Era sólo visión?
Y ahí entra la Palabra, la voz en la nube: “ESE ES MI HIJO AMADO, ESCUCHADLO”.
Y toda la escena se disipa y apaga. (Mc 9, 2-10)
¿Todo era un montaje ante los amigos que habían subido con Él, a una montaña alta, hacia un rato, casi sin saber a dónde iban?
De eso nada: ES UN MILAGRO especial, único, DE ÁNIMO, un milagro que sale del alma más íntima de Jesús que se muestra, COMO ES en el fondo de su alma, del alma profunda que obnubila a sus amigos. Quiso insuflarles entusiasmo, alegría, esperanza, fuerza, echarles una mano, darles una ayuda. Jesús sabía que algo, algo malo, les iba a pasar -también a Él- y quiso prepararlos previamente para la prueba y el dolor. Dejó de ser un milagro de regalo y pasó a ser, en su vida, un MILAGRO DEL ALMA DE JESÚS. Se vació ante ellos en una ILUMINACIÓN NUEVA, una RELACIÓN NUEVA ante la ley y ante la HISTORIA, un diálogo diferente cuando lo importante iba a ser EL AMOR incluso ante la muerte y tal vez ante la ley.
El ánimo es más necesario que el pan, que el dinero, que la salud. El ánimo vivido con limpieza es el motor que mueve la vida en los momentos claves. Lo decimos a veces casi sin darnos cuanta: “¡ten ánimo!”. Y, a veces, lo damos. Damos ánimo casi de forma inconsciente. Pero quien da ÁNIMO en el momento adecuado, como lo hizo Jesús, ha salvado a un amigo. En esta situación, según nos la narra Marcos, a “los mejores amigos”.
Nunca será fácil, y quizás será lo mejor que habremos podido hacer en toda nuestra vida: dar ánimo de regalo, no por consolar, en todo caso habrá sido por levantar a alguien, presentándole nuestra ALMA. Ese “ánimus” latino es el que todos tenemos y no siempre exteriorizamos. Jesús nos dio un ejemplo de sinceridad y desprendimiento: ABRIÓ SU ALMA a sus mejores amigos y ya no fueron nunca más los mismos: Pedro Santiago y Juan pasaron a ser, como otros muchos, parte de su ALMA.
BUENOS DÍAS