Texto: Maximiliano L. García Pelayo
Música: Amazing Grace - Kesia
Habla con el lenguaje del amor
Muy buenos días a todos. Hoy se celebra en Europa, “El día Europeo de las lenguas”, una jornada dedicada a promover la riqueza lingüística de nuestro continente. Las lenguas son mucho más que simples herramientas de comunicación; son expresiones de nuestra identidad, historia y cultura. Cada idioma refleja una manera única de ver el mundo y de relacionarnos con los demás. En la diversidad de lenguas, descubrimos la riqueza del espíritu humano.
San Agustín, gran defensor de la búsqueda de la verdad, nos recuerda siempre que "Dios es amor" 1 Jn 4,8, y el amor es el idioma universal que trasciende todas las fronteras. Aunque hablemos diferentes lenguas, todos estamos llamados a amar y a expresar el mismo mensaje de amor y fraternidad. Para San Agustín, el entendimiento profundo no se logra solo con palabras, sino con el corazón. Hablemos con el corazón y que el lenguaje del amor vaya sembrando esperanza y unión de hermanos en todas las partes del mundo.
En el Evangelio hemos escuchado en muchas ocasiones: "No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados" (Lucas 6, 37). Nos enseñanza y nos anima a usar nuestras palabras no para herir, sino para sanar, construir y reconciliar. Usemos nuestras palabras para amar. En el idioma que sea, ama con el lenguaje del amor.
Que este día nos inspire a valorar la diversidad de lenguas como una manifestación del amor de Dios, promoviendo la comprensión y la paz en nuestro mundo, ahora que parece que esta más convulso que nunca. El lenguaje puede ser un instrumento de unión o de división, y como cristianos estamos llamados a escoger siempre el camino de la unidad. Así como el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles en Pentecostés y les dio el don de hablar en muchas lenguas para que todos comprendieran el mensaje de Cristo, hoy nosotros también podemos ser testigos de esa universalidad, usando nuestras palabras para edificar, crear puentes y sembrar esperanza y amor.
Que nuestras lenguas sean, hoy y siempre, un reflejo del amor de Dios que todo lo transforma.
Un saludo y buen día.