Texto: Jose Joaquín Ojea
Música: Bensouncute
Buenos días, ya estamos en Cuaresma. Es un tiempo de crecimiento personal y espiritual, un tiempo para mirar hacia afuera pero también hacia nuestro interior. Especialmente durante este tiempo, la Iglesia nos anima a recibir el Sacramento de la Reconciliación.
El tiempo de cuaresma nos remite a los cuarenta días en que Jesucristo, impulsado por el Espíritu, se retira al desierto tras ser bautizado por Juan. Esta soledad no es aislamiento sino intimidad con el Padre. Esto es la oración, el diálogo filial con el Padre.
Es, también, una invitación para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado.
Hay 2 palabras inseparables de la cuaresma, que todos conocemos, que son el ayuno y abstinencia. Abstinencia de comer carne, concretamente los viernes de la Cuaresma, además del Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Y el ayuno, son solamente el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
¿En qué consiste cada una de ellas? Ayunar es abstenerse total o parcialmente de tomar alimento o bebida, “consiste en no hacer sino una sola comida al día; pero no se prohíbe tomar algo de alimento a la mañana y a la noche, guardando las legítimas costumbres respecto a la cantidad y calidad de los alimentos”.
La abstinencia de comer carne puede ser sustituida, según la libre voluntad de los fieles, por cualquiera de las siguientes prácticas recomendadas por la Iglesia: lectura de la Sagrada Escritura, limosna (en la cuantía que cada uno estime en conciencia), otras obras de caridad (visita de enfermos o atribulados), obras de piedad (participación en la santa misa, rezo del Rosario, etcétera) y mortificaciones corporales. Sin embargo, en los viernes de Cuaresma debe guardarse la abstinencia de carnes, sin que pueda ser sustituida por ninguna otra práctica.
¿Tiene sentido el ayuno hoy? Para mí tiene sentido, pero de un modo más actualizado, ya que el ayuno ha sido parte constante de nuestra tradición católica.
Ayunar es renunciar. ¿A qué estarías tú dispuesto a renunciar durante, al menos, esta Cuaresma? ¿Encuentras algunas de estas opciones como posibles renuncias? Fumar, consumir alcohol, sexualidad mal empleada, juego descontrolado, inhibiciones psicológicas, obsesiones espirituales, uso de estimulantes, uso inmoderado de internet, demasiado tiempo con el móvil, excesivas horas ante la televisión u otras formas de entretenimiento.
¡Qué esta Cuaresma sea tiempo de ayuno y abstinencia, de renunciar y de dedicar ese tiempo a Dios y a los demás!