Texto: Curri Ruiz Mota
Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia
FRONTERAS y fronteras
¡Buenos días!
Hoy me voy a meter en un charco, pero llevo tiempo dándole vueltas a este asunto y no consigo aclararme. Quizá si lo rezo, el Señor me sacará de esta… [por cierto, te recomiendo leer el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2025]
Vamos al “lío”. ¿Los territorios son propiedad de quien los habita? ¿Hay que abrir las fronteras completamente a cualquiera que quiera moverse y afincarse en un sitio del planeta?
Así, de primeras, yo diría: ¡Claro! El mundo es de todos…
Pero claro, cuando piensas en las diferencias culturales de unos pueblos a otros, ya empieza a complicarse el asunto.
O si te planteas que hay servicios básicos insuficientes, como la sanidad, si hay un movimiento grande de población, se complica un poco más.
Y si piensas en que algunas de las personas que vienen y que cometen delitos en tu territorio, pues se sigue complicando…
Lo diferente a nosotros nos da miedo. Somos así los humanos. Es normal. No nos gusta que nos cambien las cosas de sitio. Nos gustan las cosas como han sido siempre.
Nuestras tradiciones son nuestras, y es bueno tener tradiciones.
En el cristianismo, la tradición ha sido siempre un pilar fundamental y lo sigue siendo. Pero somos una religión multirracial. En cada zona geográfica, aunque seamos lo mismo, somos diferentes, y eso es bueno. Nos enriquece…
Pero… Entonces… ¿Qué debemos pensar de los movimientos migratorios, de las personas, que, buscando otra vida, se van a otro país? ¿Los acogemos? ¿Los ayudamos a arraigar? ¿Deberíamos no?
Pero podemos darle una vuelta más a esta reflexión… ¿Y si los que vienen quieren cambiarnos a nosotros? Hacer que sus tradiciones se pongan por delante de las del lugar de acogida no adaptándose a las tradiciones locales. ¿Sus tradiciones son más o menos importantes que las nuestras? ¿O simplemente son diferentes?
Ahí ya no es tan fácil. Ya no lo tenemos tan claro…
Este es un problema que existe desde que el mundo es mundo, no hay nada nuevo, pero sigue siendo un problema enorme para muchos países en la actualidad.
Yo no sé si tú lo tienes claro, pero a mí este asunto me cuesta mucho porque tengo sentimientos encontrados. Quizá alguna vez nos toque emigrar (Dios no lo quiera) y entonces, quizá lo veamos de una manera diferente…
Tengo que decirte que estoy escribiendo este texto el primer lunes de cuaresma y el evangelio de hoy dice: “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos, más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
¿Dedicamos unos minutos a rezar por los migrantes y los habitantes de las zonas que los acogen? Ojalá encontremos una solución buena para todos en algún momento cercano.
¡Muy buenos días!