A la piscina

Publicado el 01/04/2025
Agustinos


Texto: Pilar Garrido
Música: Bensoundcute

Que el amor al otro sea lo que nos mueve

Vivir la Cuaresma en la soledad del paralítico de Betesda, que paso treinta y ocho años enfermo, pero con la esperanza de que un día apareciera el Señor y le sanase. Jesús se le acerca porque sabe que lleva mucho tiempo esperando que alguien le acerque al agua. Jesús sufre con su dolor, le acompaña y le cura. Solo le dice que coja su camilla y eche a andar. No le pone condiciones, solo le recomienda que no peque más. Es cuestión de confianza y él la tiene a montones, ojalá nosotros tuviésemos esa fe. Pero parece que nos acordamos solo cuando tenemos problemas.

En este trocito de Evangelio también vemos a los judíos y fariseos que juzgan y critican, que ven su forma de actuar y solo se preocupan de las normas, de las reglas; Jesús se las salta, porque a él solo le importamos los hombres. ¡¡Que horror!! ¡Cura en sábado! ¿Cuántas veces actuamos pensando en el que dirán antes de actuar?

Somos como los fariseos, preocupados en las normas, dejando de lado el bien de las personas que nos necesitan, cosa que Jesús aprovecha para dar caña y decirnos que no seamos como ellos.

 Somos cristianos, seguimos a Jesús, estamos en Cuaresma y estamos acompañándole en sus 40 días en el desierto. Que el amor al otro sea lo que nos mueva, ya sea, diferente por enfermedad, por raza, por sexo, pobre o rico, que tenga diferentes ideas políticas, o tenga otra religión, no debe de importarnos. Nuestro paralítico de Betesda es nuestro compañero de trabajo, nuestro compañero de clase, nuestro hijo, nuestra mujer o marido…o cualquiera que en algún momento esté cerca y nos pida ayuda. Que nadie se sienta solo y siempre note unos brazos que le acerquen a su piscina.

Sigamos nuestro cambio hacia ser mejores. Que no se quede en la Cuaresma. Que nuestra confianza en Jesús nos lleve a tirarnos a la piscina por los demás con una fe ciega; que sea esto lo que mueva nuestra vida.

¡Buenos días!