Texto: P. Miguel Á. Herrero Gómez, OSA
Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia
Virgencita de LUJÁN
Buenos días.
Recuerdo con exactitud la frase que venía en uno de esos “calendarios taco”, tan de moda hace unas décadas, pocos días antes de emprender mi destino a Argentina: "Soy una parte de todo aquello que encontré en mi camino" (Alfred Tennyson.)
Y sin duda, los casi 25 años que pasé en esa bendita tierra “me hicieron” de mil maneras; “de todo aquello” se nutrió mi vida y alma. Y cada 8 de mayo, que Argentina celebra a su patrona: Ntra. Sra. de Luján, mi recuerdo, mi cariño y mi oración se ponen a los pies de la Madre, Virgen de Luján.
Cuenta la historia que un hacendado portugués que vivía en la provincia de Santiago del Estero, en el norte argentino, solicitó una imagen de la Inmaculada Concepción de María para su capilla. La imagen fue enviada desde Brasil y, durante el viaje, la carreta que la transportaba se detuvo inexplicablemente en el paraje de Zelaya, cerca de la actual ciudad de Luján. Después de varios intentos fallidos de mover la carreta, decidieron bajar la imagen y, milagrosamente, la carreta comenzó a moverse sin problemas. Este evento fue interpretado como un signo divino, y la imagen fue colocada en una capilla de allí. Con el tiempo, la devoción a la Virgen de Luján creció, y en 1682, se donaron tierras para la construcción de una capilla en su honor en la ciudad de Luján
La imagen hecha de arcilla cocida es pequeña y sencilla, de unos 38 cm de altura, pero la devoción hacia ella es “gigante” o al menos profunda y generosa; cientos de miles de personas la visitan en su Basílica de Luján. Sin ir más lejos, la peregrinación juvenil, que se celebra el primer fin de semana de octubre, es especialmente significativa, porque más de un millón de personas (jóvenes en su gran mayoría) peregrinan desde el Santuario de San Cayetano en Liniers, Buenos Aires, y recorren aproximadamente 63 kilómetros hasta llegar a la Basílica de Luján.
Los que hemos tenido oportunidad de hacer esa peregrinación, hemos podido comprobar la dureza física que supone esa larga caminata pero la grandeza espiritual y la satisfacción personal y comunitaria que se obtiene al llegar a la casa de nuestra Madre.
Y como soy una parte de todo aquello que encontré en mi camino, virgencita de Luján, a tus pies de madre fiel y protectora, te entrego mi corazón y mi plegaria:
Virgen de Luján, madre amorosa y guía de nuestro peregrinar, te pedimos que ilumines nuestro camino y fortalezcas nuestro espíritu. Que tu manto nos proteja de todo mal y nos acerque cada día más a tu hijo Jesús.
A ti, madre querida, confiamos nuestras alegrías y nuestras penas, nuestras esperanzas y nuestras preocupaciones. Intercede por nosotros ante Dios Padre bueno, para que podamos vivir en paz y armonía, siguiendo siempre tus enseñanzas de amor y humildad.
Madre fiel que pusiste tu morada en tierras argentinas, te pedimos por el eterno descanso de tu hijo el papa Francisco, te rogamos que lo recibas en tu abrazo maternal y lo lleves ante la presencia del Padre Celestial. Su vida fue un testimonio de amor y servicio, especialmente hacia los más pobres y marginados. Que su ejemplo nos inspire a vivir con fidelidad, valentía y amor universal.
Te pedimos también, Virgen de Luján, que guíes y protejas al nuevo sucesor de Pedro, para que, bajo tu amparo, continúe la misión de la Iglesia con sabiduría y compasión, llevando el mensaje de Cristo a todos los rincones del mundo.
Virgen de Luján, patrona de los peregrinos, acompáñanos en cada paso y haz que nuestro viaje sea un reflejo de tu amor y misericordia. Amén.
¡Buenos días!