Texto: Pilar Garrido
Música: Acousticguitar
Precursor
Hoy la Iglesia celebra la festividad de San Juan Bautista. En España es una festividad que en la zona de costa se celebra mucho porque alrededor de este día es el solsticio de verano, la noche más corta del año y en las playas se hacen hogueras, el fuego renovador.
Pero a mi lo que me gusta es que se celebra la figura de Juan, el Bautista, el primo de Jesús, el que nació como un regalo para sus padres cuando ya se les había “pasado el arroz”. El tenía una misión, la de abrir el camino a su primo Jesús. Juan tuvo una vida dura, eligió vivir sin comodidades, como un anacoreta, dedicado a la penitencia y a la oración, llevando la palabra de Dios, hasta sus últimas consecuencias. Su vida fue humilde y en todo momento hablaba de El que venia detrás de él. Tuvo muchos seguidores, a los que fue preparando para que después siguieran a Jesús. Andrés el hermano de Pedro junto con Juan, fueron los más destacados seguidores del Bautista. Estando con ellos en el Jordán, proclamó que era el Cordero de Dios. Dios le encomendó la misión de bautizar con el agua y el Espíritu a Jesús y se encargó de decir a todos que Jesús era el verdadero Mesías al que debían seguir, en un gesto de humildad les dijo que el no era digno ni siquiera de que le desatara las sandalias y Jesús lo enalteció pidiéndole el bautismo.
Juan fue apresado por Herodes, lo tenía en el calabozo y fue decapitado en la fiesta de cumpleaños de este. Salomé, hija de Herodías y del hermano de Herodes, bailó para el y como este baile le gusto tanto, Herodes le dijo que le pidiera lo que quisiera y esta le pidió la cabeza de Juan a petición de su madre que le odiaba porque Juan decía que vivía en pecado. Juan murió como un mártir a los treinta y dos años. Una vida siguiendo la palabra de Dios. Un ejemplo muy importante para todos.