Texto: P. Juan M. Paniagua Miguélez
Música: Amazing grace (bendito amor) - Kesia
San Pelayo
¡Buenos días!
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mt 7, 21). Con este versículo iniciamos la lectura del evangelio de la misa este día, un día en el que por cierto nuestros calendarios nos señalan un curioso y emblemático santo: SAN PELAYO… Efectivamente, si nos remontamos al siglo X de nuestra era, en plena expansión del islam, nos encontramos con este hermoso testimonio, el de un adolescente que con tan solo catorce años dio testimonio de su fe en Jesucristo y precisamente por esto fue decapitado y descuartizado en Córdoba a orillas del Guadalquivir. Este santo gallego ya comenzó su martirio siendo hecho rehén de Abderramán III, quien además requería sus servicios sexuales, a lo que el niño Pelayo siempre se negó… y pasados tres años los esbirros del califa consumaron el cruel martirio de Pelayo. Podemos, por lo tanto, sin temor a equivocarnos, proclamar a los cuatro vientos que san Pelayo entró por la “puerta grande” en el reino de los cielos pues, además de invocar a Dios (Señor, Señor), también cumplió la voluntad de Dios Padre cuidando y defendiendo la fe que Dios mismo le otorgó como gracia en el día de su bautismo.
Por lo tanto, a la hora de sufrir tan cruel martirio, seguramente por su mente pasaron varios pensamientos y oraciones, y seguro que alguno se asemejaría a este poema de José María Pemán:
Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.
Yo sé que estás conmigo, porque he visto
en las cosas tu sombra, que es la paz;
y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.
No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar…
¡otra vez, como ayer, te he conocido
por la manera de partir el pan!
¡Muy buenos días!