Reflexión agustiniana

Escrito el 30/07/2022
Agustinos


El amor, mandamiento nuevo

Jesús habla de amor, sólo de amor. Pero no un amor que se queda en palabras, simples deseos o buenos propósitos, sino un amor que se confunde con las obras, las pruebas y los dones, porque, el amor verdadero lo da todo; hasta la misma vida. Con razón decía san Agustín, comentando precisamente el evangelio de san Juan: sólo los que aman pueden entenderlo: “Encuentra una persona que ame y entenderá lo que digo, porque si hablo a alguien que no ama, no entenderá nada” (Tratados sobre evangelio de San Juan 26, 4)

Recordemos la escena como la imaginaba san Agustín (Tratado sobre la primera Carta de San Juan 10, 9): Un padre en su lecho de muerte, rodeado de sus hijos, que esperan conocer su última voluntad. Imaginémonos que allí estamos también nosotros. Jesús nos llama “hijos” y se dispone a entregarnos su testamento. Como es natural, estamos inquietos y deseosos por conocer su contenido, lo que nos va a decir a cada uno.

Abramos el evangelio de san Juan, busquemos y leamos con respeto y veneración el capítulo 13, versículo 34: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado. En esto conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros”. Cada uno deja en su testamento lo que tiene. Jesús no tenía casa, ni propiedades, ni dinero (esas cosas que a veces son origen de tantos problemas entre los herederos).

Jesús nos dejó todo lo que tenía y en abundancia: su amor, que es lo mismo que decir su persona. Y ¿no es esto lo que más necesita el mundo de hoy? Por eso, porque se trata del testamento de Jesús, del mandamiento nuevo, deberíamos leerlo y meditarlo con frecuencia. Tenerlo como un espejo, en el que nos mirásemos todos los días.

PAULINO SAHELICES GONZÁLEZ, OSA. El amor, mandamiento nuevo. Colección espiritualidad. FAE