Historia y personajes

Escrito el 30/11/2022
Agustinos


Fr. Tomás de Herrera, historiador

 

Fr. Tomás de Herrera ha sido reconocido como un gran historiador de la Orden de San Agustín en España hasta el siglo XVII. Algunos de los grandes historiadores de su época como Nicolás Antonio hacen referencia al P. Herrera, y de manera especial Fr. Jaime Jordán, el cronista de la orden en la Corona de Aragón, ya que el P. Herrera falleció en el convento agustino de Vinaroz y el cronista valenciano escribió la historia de ese convento. Más recientemente, varios escritores agustinos han publicado diversos artículos sobre el P. Herrera, destacando Fr. Gregorio de Santiago Vela.

Fr. Tomás de Herrera nació en Medina del Campo de familia de alta condición, y tuvo dos hermanos también fueron agustinos, así como una hermana que fue religiosa y otros dos más en el clero secular. Uno de sus hermanos, Fr. Pedro Herrera, viajará a Filipinas para ejercer su labor misionera y escribió varios libros. El P. Tomás Herrera entró en religión e hizo el noviciado y la primera profesión en el convento de San Felipe el Real de Madrid en 1601, y dio fe de la misma ante un notario apostólico, algo poco frecuente, excepto en candidatos de clase alta o con posibilidad de herencia.

Realizó los estudios en Salamanca y viajó a diversos conventos cercanos, como Madrigal de las altas torres, Alcalá de Henares y Dueñas, con motivo de los capítulos provinciales y donde pronunció varios discursos destacados. Obtenido el título de Teología, leyó la misma en el colegio real de Alcalá durante doce años. En los diez años siguientes fue confesor del cardenal Agustín Espínola y viajó por diversos lugares y con él se trasladó a Roma en 1623, permaneciendo allí un año. También acompañó al cardenal cuando fue elegido obispo de Granada, después de Santiago y más tarde de Sevilla hasta 1634.

En su viaje a Roma visitó diversas bibliotecas, el archivo general agustiniano y otros archivos de la orden, y en ese tiempo redactó una primera parte de su gran obra el Alphabetum. Allí conoció al gran historiador franciscano irlandés Lucas Wadding, que le ayudó y le sirvió de ejemplo al agustino. Vuelto a España en 1634, deja la compañía del cardenal Espínola y se reintegra a las labores propias en su provincia religiosa. El primer cargo que asume es el de prior del convento de Salamanca, al ser elegido en el capítulo provincial de 1635 celebrado en Madrigal de las Altas Torres y permaneciendo en el cargo hasta 1638. Pasó al convento de San Felipe el Real de Madrid de 1640 a 1644 y fue elegido primer definidor de la Provincia de Castilla. Ante la grave situación de posible escisión de la Provincia de Andalucía fue encargado el P. Herrera de intentar solucionarlo, con resultado positivo, con gran satisfacción de la curia generalicia.

En el capítulo general de 1649 fue propuesto para ser asistente general para España, pero fue elegido el candidato de la Provincia de Aragón Fr. Blas de Ricarte. Ante la muerte repentina del asistente en 1651 fue elegido el P. Herrera, pero éste expresó de forma repetida su mala salud para viajar y residir en Roma, cuyo clima no le favorecía, todo ello a pesar de las continuas insistencias del prior general. A pesar de esto el prior general le pidió que actuase de mediador en algunas tensiones que se sucedieron en la Provincia de Aragón y en la de Castilla, siendo un colaborador fiel del prior general Fr. Felipe Visconti, con el que mantuvo una comunicación fluida y que le dio muchos ánimos para publicar sus escritos. En la etapa final de su vida residió en el convento de San Felipe el Real y fue nombrado confesor del príncipe D. Juan José de Austria, hijo natural del rey Felipe IV y fue nombrado calificador de la Suprema Inquisición de España.

Su trabajo de investigador y escritor comenzó desde sus primeros estudios en Salamanca, en que iba recogiendo todo tipo de datos e informaciones, que desarrolló de manera más intensa durante sus años de confesor del cardenal Espínola en sus viajes por España y por Italia. Su primera obra se publicó en 1635 y versa sobre San Francisco y su posible inclusión como agustino, aunque también aporta una amplia información sobre la historia de la orden agustiniana. La segunda obra es un índice de los prelados y pontífices que se recogen en el Alphabetum, que se publicó en 1644 cuando Fr. Tomás de Herrera tenía 59 años y consta de dos tomos ordenados por orden alfabético. Para su obra contó como fuente primera con el Archivo General Agustiniano en Roma y otra fueron los escritos inéditos del P. Jerónimo Román. La valía de la obra tiene que ver con las fuentes utilizadas y por ello incluye algunas leyendas y usa cronicones falsos, algo propio de su tiempo. En los años siguientes se fueron añadiendo correcciones y ampliaciones sucesivas a la magna obra.

La obra de Fr. Tomás Herrera es la más importante y fundamental de la historia de la Orden agustiniana en esos siglos, y aún quedaron inéditas algunas otras obras que se conservaron en manuscritos. Falleció en Vinaroz en 1654, cuando acompañaba como confesor del príncipe D. Juan José de Austria, que había sido nombrado Virrey de Cataluña. Fue enterrado en el convento agustino de esa población

 Fr. Ricardo Paniagua