¡Hola, qué tal, cómo estás!
Este sábado pasado, en la parroquia donde resido, San Manuel y San Benito de Madrid, ha tenido lugar un acontecimiento especial.
Cinco personas adultas han sido bautizadas, han recibido la comunión y han sido confirmadas. A estas, se les han unido otras dos para recibir la confirmación. En total, siete personas adultas recibiendo los sacramentos de la iniciación cristiana.
Es curioso ver que, en los últimos años, han comenzado a acercarse a las parroquias personas mayores que quieren recibir los sacramentos del bautismo, comunión, confirmación.
Cada uno de ellos tiene su historia personal, su trayectoria vital, sus circunstancias que impidieron que, en años anteriores de su existencia no accedieran a la fe, a la Iglesia. Otros, sin embargo, la fe y pertenencia a la Iglesia que tuvieron, la perdieron.
Ahora bien, lo que todos tienen en común es ese deseo de felicidad, de encontrarse con alguien que les llene su vida, que les de el sentido que, a veces, no encuentra.
Y así, buscando y buscando, como hizo San Agustín, han encontrado un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo y que les llama a tener fe en él y a vivir en comunidad, en familia dentro de la Iglesia.
Nos dice San Agustín:
“Busca lo mejor, lo que te hará mejor. Si deseas oro, puedes o no obtenerlo. Pero siempre que quieras puedes tener a Dios. Desea a Dios para poder tenerlo y, finalmente, serás feliz. Ama, posee esto: puedes tenerlo cuando quieras y sin gastos”.
(Enarraciones sobre el salmo 32,16)
Oración:
“Mi fe, Señor, la que me has dado por medio de la humanidad de tu hijo, se vuelve hacia ti”.
(Confesiones 1,1)