¡Hola, qué tal, cómo estás!
Sigue el verano, el calor y las vacaciones para algunos. Es un período de tiempo en que las familias, los amigos, los vecinos se juntan, se ven más, conviven más horas.
Dicen que, en este tiempo estival, con el trato más continuado, es la oportunidad para conocerse más. Ahora bien, esto de verse y relacionarse más a menudo y con más intensidad, tiene su cara y su cruz.
Salen a la luz pública las cualidades que se tienen, así como los defectos. Ambas, cualidades y defectos, no son nuevos, existen el resto del año, pero están un poco ocultos por las prisas, los trabajos, la falta de tiempo para demostrarlos.
En las vacaciones se nos conoce más y mejor cómo somos, qué valores tenemos en la vida, qué es lo que consideramos importante en cada momento.
Está claro que, para Jesús, valores muy importantes en la vida son darse a los demás, pedir perdón. Y, llevar a cabo ambos, nos lo podemos plantear como una tarea para este tiempo de vacaciones, en que estamos más liberados del stress, las tensiones, los horarios rígidos.
Nos dice San Agustín:
“¿Quieres recibir? Entonces, ¡da! ¿Quieres ser perdonado? Entonces, ¡perdona! Este es un breve sumario. Escucha a Cristo que dice: “perdona y serás perdonado”. Perdona; da. Y te darán lo que deseas: la vida eterna”.
(Sermones 64,5)
Oración:
“Perdónanos, Señor, de todo en lo que nos desviamos. Ayúdanos a resistir”.
(Castigo y perdón de los pecados 2,4)