Corpus Christi. Día de la Caridad

Escrito el 06/06/2021
Agustinos


 

Música:  Renaissance. Audionautix
Texto: Javier Antolín, OSA

 

El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
«¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?»
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
«ld a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidlo y, en la casa en que entre, decidle al dueño: "El Maestro pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?"
Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta. Preparádnosla allí»
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la Pascua.
Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
«Tomad, esto es mi cuerpo.»
Después, tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio y todos bebieron.
Y les dijo:
«Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.



Día de la Caridad

Se acerca la fiesta de Pascua y los discípulos, como todos los judíos, se preparan para celebrarla con Jesús. Ellos no son conscientes que va a ser una Pascua especial, pues va a ser la última que pasarán con el maestro. En esta Cena de despedida, Jesús da un significado especial al pan y a la copa con el vino, y les dice, que no volverá a beber del fruto de la vid hasta que lo beba de nuevo en el Reino de Dios.

            En las palabras sobre el pan les anuncia que ese pan es su cuerpo que se entrega por vosotros, y que el vino es la sangre de la nueva alianza que se derrama por todos. Jesús, de manera simbólica, anticipa lo que va a hacer al día siguiente, entregar su vida por la salvación del mundo. Y, por otra parte, eso mismo es lo que ha estado haciendo a lo largo de su vida, sus acciones a favor de los enfermos, los pobres y todos los necesitados de comprensión y consuelo, con todas esas acciones anuncia que su vida es salvación para la humanidad.

            Por eso, cada vez que celebramos la Eucaristía se renueva esta misma acción salvífica, por eso Jesús nos sigue salvando, el sacramento de la Eucaristía no es solamente memorial de su vida, sino que actualiza esa misma salvación. Los que participamos en la Eucaristía estamos llamados a continuar su acción salvadora, es decir, vivir para los demás, partir el pan material y espiritual entre los que tienen hambre y lo necesitan.

            En el Corpus Christi paseamos a Jesús sacramentado por nuestras calles. No es un paseo triunfal, sino que, del mismo modo, que él recorría los pueblos de Palestina, nosotros tenemos que seguir sus pasos y pasar por nuestras calles y plazas rescatando a los que necesitan palabras de consuelo, curando a los corazones desgarrados y ayudando a cada uno en sus necesidades, para que con nuestras palabras y acciones sigamos llevando el pan de la Eucaristía y la vida de Dios a los pobres. Por eso la Iglesia en este día del Corpus Christi celebra el día de la Caridad, por lo que el sacramento de la Eucaristía no se puede separar y va unido a la acción caritativa.