En aquel tiempo, Jesús propuso a las gentes otra parábola, diciendo:
«El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña.
Los siervos del amo se acercaron a decirle:
"Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?"
Él les contestó:
"Algún enemigo ha hecho esto."
Le dicen los siervos:
"¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?"
Y él les dice:
"No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero"»