Domingo IV Tiempo Ordinario

Escrito el 29/01/2023
Agustinos


Texto: Jesús Baños, OSA
Música: One love. Keys of moon

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».


Ser feliz, ser de Dios

Hoy tenemos esta invitación: acercarnos como discípulos y escuchar a Jesús. Es una invitación y, salvo  que no nos interese, parece que es fácil de corresponder; se trata de escuchar. Jesús nos habla y nos enseña. Y nos ofrece caminos para llegar a ser algo que todos anhelamos en lo profundo del corazón: SER FELICES. ¿Quién no quiere ser feliz? Unánimemente, nadie.

La clave está, y ahí es donde aparecen las diferencias, en cuál es el contenido de esa felicidad que anhelamos, de que está hecha… ¿qué es ser feliz? ¿Qué es ser bienaventurado?

Jesús lo tiene claro y lo ofrece con claridad a quienes le siguen. Lo ofrece como síntesis de toda una propuesta de vida, como lo que da identidad a quienes quieren participar de su mensaje. SER BIENVANTURADO ES VIVIR DE ESA MANERA y vivir de esa manera es ser CRISTIANO: pobre de espíritu, manso, sufrido, con hambre y sed de justicia, misericordioso, limpio de corazón, buscador de la paz, perseguido e insultado por la justicia y por el mismo Jesús. Vivir así te hace bienaventurado, te hace feliz, porque TE HACE DE DIOS.

Ser de Dios es tener el reino de los cielos, heredar la tierra, vivir el consuelo, ser saciados de justicia y paz, alcanzar misericordia, ver a Dios, ser hijo de Dios, vivir la alegría…

¿Queremos ser de Dios? Hemos escuchado cómo caminar. El asunto es vivirlo, dar pasos, incorporar a los principios y actitudes de la vida esos comportamientos concretos que le afectan a uno y que afectan a los demás. Afectando a los demás hacen tu vida feliz. Aquí y después, en la plenitud de la vida. Son los del mismo Jesús. Es seguir sus pasos.

No es una propuesta a la moda. Es contracultural hoy como lo ha sido siempre. Por eso es solo utopía sino abrimos el corazón a la gracia de Dios, al don. Solo Él puede hacernos de verdad bienaventurados. Solo Él puede guiarnos, impulsarnos y sostenernos para vivir de esa manera: con el espíritu de las bienaventuranzas