VII Domingo de Pascua (Ascensión)

Escrito el 21/05/2023
Agustinos


Texto: Javier Antolín,  OSA
Música: Autum prelude

En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado.
Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron.
Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
«Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos».


Jesús sigue viviendo 

El texto evangélico corresponde con el final del Evangelio de San Mateo y concluye con las palabras: “Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”. Son las últimas palabras de Jesús a sus discípulos más cercanos y a los cristianos de todos los tiempos. No es una mera promesa de su presencia constante, sino que es una realidad, pues Jesús sigue viviendo y habita en cada uno de nosotros. 

Leemos este texto el día de la Ascensión donde Jesús se despide de sus discípulos y, al mismo tiempo, les envía a seguir anunciando el mensaje de salvación: “haced discípulos de todos los pueblos, bautizando y enseñándoles a guardar lo que os he mandado.” Jesús no solamente da ese mensaje a los apóstoles en Galilea, sino que es un mensaje para los discípulos de todos los tiempos, ya que él sigue presente en toda actividad evangelizadora de la Iglesia y nos sigue enviando a todos, con la misma fuerza, a poner signos concretos y visibles de esperanza. Jesús está presente en la enseñanza de la fe, en la celebración de los sacramentos, pues el Espíritu del Resucitado sigue guiando a la iglesia a pesar de todos los peligros y conflictos por las que ha pasado y pasará a lo largo de la historia. 

Se nos invita a gozar de su presencia constante pues se ha quedado con nosotros para siempre, y es importante vivir esta presencia alentadora, particularmente, en los momentos de tristeza y desesperanza. 

Seamos hombres y mujeres de Ascensión, es decir, buscadores de Dios en los caminos de nuestro tiempo, llevando su palabra de salvación a los confines de la tierra.