Miércoles III de Pascua

Escrito el 17/04/2024
Agustinos


Texto: Javier Antolín, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.

Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

Ésta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».


Pan de vida

Seguimos escuchando el capítulo 6 del Evangelio de san Juan donde aparece desarrollado el discurso sobre “el pan de vida” que Jesús dirige a sus oyentes después de la multiplicación de los panes. En esta primera parte del discurso se habla de tener fe en Jesucristo.

Comienza diciéndonos que él es el pan de vida. Todo está relacionado con la fe, y los verbos que emplea son “el que viene a mí”, “el que cree en mí”. Se trata de creer en el enviado de Dios. El efecto de creer en Jesús es claro: el que crea en él “no pasará hambre”, “no se perderá”, “lo resucitaré el último día”, “tendrá vida eterna”.

Jesús es el enviado del Padre y ha venido a cumplir la voluntad del Padre, que no se pierda nadie de lo que le dio, es decir, darnos la vida definitiva, la vida eterna. Se insiste que la fe que es un don de Dios nos comunica la vida divina, es decir, la vida eterna. El Hijo ha venido del cielo para enseñarnos el camino hacia el Padre, que no es otro que la fe. No se puede entender la Eucaristía sin la fe, creer que Jesús es el pan de vida y que se nos da como alimento. Antes de participar en la Eucaristía tenemos que creer en él, en ese sentido, el banquete eucarístico es el anticipo de la vida eterna.

Los discípulos de Emaús reconocieron a Jesús al partir el pan, también nosotros en esta Pascua estamos invitados a reconocerle en la Eucaristía, pues Cristo resucitado se nos hace presente al partir el pan y entrando en comunión con él nos comunica la misma vida divina. Vivir en comunión con él en la Eucaristía trasforma nuestra vida en ser pan para otros y vivir en comunión con todos. Pues entrar en comunión con Jesús es ser personas de paz, perdón, fraternidad, es decir, hacer realidad el Reino de Dios aquí en la tierra.