VI Domingo de Pascua

Escrito el 25/05/2025
Agustinos


Texto:  Javier Antolín, OSA
Música: A new day. Mixaund

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo, Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».


Mensajeros de paz

Seguimos escuchando las palabras de despedida de Jesús a sus discípulos, les abre su corazón para que no tuvieran miedo y supieran interpretar la situación que habrían de afrontar con su partida. Jesús les comunica su paz para que puedan vencer todos los miedos. Jesús se va, pero no les deja solos, sino que crea un espacio nuevo, que no supone una ausencia sino una nueva presencia, ya que el Espíritu Defensor que les enviará el Padre en su nombre es quien les va a instruir y les recordará todo lo que Jesús les había enseñado durante su vida.

Jesús les pide a sus discípulos que, si en verdad le aman que no se limiten a escuchar su palabra sino a guardarla, es decir, vivenciarla. Además, les dice que no es su palabra, sino que él les ha comunicado el mensaje que procede del Padre que le envío. Jesús vuelve al Padre y los anima a que ellos también continúen su camino siendo fieles a la misión que el Padre les ha encomendado por medio de él. Esto sigue siendo muy actual para todos nosotros, si somos discípulos debemos mantener vivo su mensaje anunciando esa Buena noticia de la salvación.

Aunque no hemos convivido con Jesús durante su vida en la tierra, seguimos siendo sus discípulos, que desde siempre hemos tenido la presencia del Espírito que ha seguido enseñándonos el mensaje que procede del Padre, ese mismo Espíritu sigue alentándonos para que seamos mensajeros de esa paz que no puede dar el mundo, la paz que llena lo más profundo de nuestro corazón y que se difunde en todos los rincones de nuestro mundo. Que la paz habite en medio de nosotros.