Texto: Jesús Baños, OSA
Música: A new day. Mixaund
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
Regalo sobre regalo
Que nuestra fe sea trinitaria es un regalo sobre un regalo. Y en este evangelio Jesús habla con claridad de la comunión de las tres personas divinas. Habla con claridad, pero solo puede ser entendido desde la sencillez y la humildad de la fe acogida como don.
Imagínate creer en un “DIOS” solitario, inaccesible, … Sí, puedes creer, confiar en Él, pero queda tan lejos… Vamos, “como tener un tío en Alcalá, que ni es tío ni es ná”; No tendría la posibilidad de compartir con nosotros lo que somos, de compartir nuestra historia, de alentar nuestros pasos de cerca, en intimidad…
Creer en un Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo hace que nuestra fe sea muy “operativa”, muy para la vida y en la vida. ¿Por qué? Porque nos permite sabernos y sentirnos amados como hijos; salvados y redimidos en el Hijo y santificados por un Espíritu – el que procede del Padre y del Hijo – que nos sostiene, nos ánima en cada momento y no nos deja perdernos guiándonos hasta la verdad plena.
Así que en esta solemnidad de la Santísima Trinidad damos gracias por este misterio revelado que, en su grandeza, es acogido por una fe humana, con todo lo que ese adjetivo significa; una fe muchas veces débil, otras incapaz de explicaciones y siempre necesitada de purificación.