Miércoles XXVI del Tiempo Ordinario

Escrito el 01/10/2025
Agustinos


Texto: Javier Antolín, OSA
Música: A new day. Mixaund

En aquel tiempo, aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas».

Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo: «Sígueme».

El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».

Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».


Una invitación clara

Comenzamos el mes de octubre el mes misionero con la fiesta de Santa Teresita del Niño Jesús y en el Evangelio de hoy Jesús nos invita a seguirle. Jesús sigue llamando para la misión de anunciar la Buena noticia de la salvación. Jesús es el misionero  del Padre, ha sido enviado a anunciar el Reino de Dios, pero la misión continua, somos misioneros, enviados a seguir anunciando el amor de Dios en nuestro mundo.

Juntamente con Jesús aparecen tres personajes, primero uno que se ofrece a seguirle: “Te seguiré adonde quiera que vayas”. Podemos ver aquí el arrojo y la valentía de quien se ofrece a seguirle, seguramente se ha sentido atraído por Jesús, su vida y su mensaje o por sus seguidores. Pero tras la respuesta de Jesús, que frente a los animales que tienen nido o madriguera, él no tiene donde reclinar la cabeza, pues se echa atrás pues no estaba dispuesto a vivir a la intemperie.

En cambio, a los otros dos es el mismo Jesús quien se lo propone, no les fuerza, sino que les dice “Sígueme”, pero los dos tienen excusas o alguna cosa importante que hacer antes: “enterrar a los muertos” y “despedirse de la familia”. Vemos que son dos obras de admirar, pero Jesús, frente a otras obligaciones domésticas, pone énfasis en la radicalidad o la prioridad del seguimiento. Podemos recordar la vocación de los primeros discípulos que eran pescadores que “dejándolo todo le siguieron”.

Jesús nos sigue invitando a todos: “Sígueme”. Que escuchemos su llamada y seamos capaces de responder afirmativamente, que su voz no quede silenciada por nuestras múltiples ocupaciones, que tengamos tiempo para escuchar su voz, que nos invita a seguirle sin mirar atrás.