Texto: Jesús Baños, OSA
Música: A new day. Mixaund
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
“Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
Creer y servir
Hoy podríamos quedarnos con la primera frase del evangelio. “Auméntanos la fe”. ¡Ya está! Lo necesitamos siempre.
Al seguir leyendo el evangelio, como Jesús habla de tener una fe como un granito de mostaza, es decir, chiquitita, pero capaz de arrancar moreras y plantarlas en el mar, uno piensa que el aumento de fe que necesitamos y pedimos no es tanto en cantidad cuanto en calidad. Más que más fe, necesitamos una fe “más confiada”, más auténtica, que deje brotar, desarrollar y dinamizar toda la fuerza que hay en ella. Se trata de algo muy potente, con mucho poder trasformador – fíjate lo de la morera -, pero humilde. Es don y hay que pedirla; y cuando se recibe, dejarse mover por ella.
Y junto a la fe, como clave de vida cristiana que nos presenta hoy el evangelio, el servicio. Y ¡vaya!, parece que este también es un tema de humildad, entendida como el ser consciente de lo que uno es, de lo que le corresponde y de lo que se debe hacer desde lo que uno es y le corresponde. Al siervo le corresponde servir, y no pude estar esperando el agradecimiento del Señor. Y eso es lo que nosotros somos y debemos hacer ante Dios, ante el Señor: servir, porque somos siervos. Pero esto solo se admite desde la humildad. Puede que esto no suene muy bien en nuestros días, bombardeados constantemente con el tema de la autosuficiencia y la autorrealización; días en los que solo cabe entender al hombre como protagonista absoluto… Pero desde esa fe que queremos que sea auténtica – como un granito de mostaza, pero auténtica – nuestra vida y ser se sostienen en Dios. Estamos en sus manos. Somos sus siervos, que no esclavos, y la realización de nuestra vida está en servir que, en clave evangélica es lo mismo que amar.