Miércoles I de Cuaresma

Escrito el 01/03/2023
Agustinos


Texto: Javier Antolín, OSA
Música: Autum prelude

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús,
y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás»..


Adherirnos con energía renovada al proyecto de Jesús

El miércoles pasado comenzamos la Cuaresma con el miércoles de ceniza, por lo que ya ha pasado una semana en nuestro camino hacia la Pascua. Por eso es una buena ocasión para preguntarnos si vamos avanzando en nuestra conversión, pues en el Evangelio vemos como Jesús critica su generación que pide un signo; y les dice que no necesitan ningún signo extraordinario, pues del mismo modo que Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive así lo es el Hijo del hombre para esta generación.

              Nuestra generación actual no pide signos, por lo tanto, parece que no quiere ni anhela la conversión. Pero no tenemos que lamentarnos pues esta es nuestra generación y no tenemos otra y lo mismo que no fue fácil para Jonás ni para Jesús no es fácil para nosotros, podríamos decir que toda generación es mala, pero no tenemos otra.

              Tal vez tendríamos que preguntarnos no tanto por nuestra generación sino por nosotros mismos, pues es posible que Jesús pudiera quejarse por nuestra dureza de corazón, o tal vez porque hemos empezado la cuaresma como un tiempo más, siguiendo la rutina. Tenemos que aprovechar este tiempo de gracia y de salvación para adherirnos con nueva energía al proyecto de vida que nos presenta Jesús, que no es otro que el Reino de Dios, e ir transformando nuestra vida siendo portadores de este mensaje de salvación para las personas que viven a nuestro lado. Es decir, aunque no seamos muy brillantes estamos llamados a ser luz, a ser signo para nuestra generación por muy pervertida que sea.