Domingo de Pascua

Escrito el 09/04/2023
Agustinos


Texto: José Mª Martín,  OSA
Música: Autum prelude

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


Dios está a nuestro favor

¡Cristo ha resucitado! Hoy es el día en que la vida de Jesús adquiere validez, el sello que garantiza que todo lo anterior ha sido auténtico, que no ha sido un sueño más, que Jesús no ha sido un loco soñador como tantos que nos encontramos a lo largo de la vida. La muerte ha sido vencida. La Pascua no es un “pasar” del hombre. Es pasar por el hombre y quedarse definitivamente con él para siempre.

Desde ahora aspiramos a los bienes de arriba. Esto no significa olvidarnos de nuestro compromiso con la tierra. Significa que el paso del Señor nos reviste de inmortalidad y nuestro destino es la vida para siempre. Cristo nos ha abierto las puertas de la vida. Aunque pasemos por momentos de incertidumbre, sentiremos que el Señor nos acompaña en el caminar y nunca serán mayores las dificultades que nuestra capacidad para hacerlas frente. Podemos decir a partir de hoy que “otro mundo es posible”, que otra manera de relacionarnos es posible, que otra manera de vivir y compartir es posible.

Hoy renovamos nuestra fe. Entendemos las Escrituras y creemos como María Magdalena, como Pedro y “el otro discípulo”, que Cristo vive y está muy dentro de nosotros. El transforma nuestra vida. En el Bautismo fuimos incorporados a la muerte y resurrección de Cristo. Su suerte desde entonces será la nuestra. Hoy es un día para celebrar y festejar. Hoy es un día para dar testimonio como María, para vivir comunicando esperanza, porque Dios está con nosotros y empuja en nuestra misma dirección. La duda y la tristeza de los discípulos al creer que se habían llevado a Jesús se tornó en alegría. Creemos en el Dios de la vida y eso nos hace cultivadores, guardianes y protectores de la vida y de la fraternidad. Hoy es un día para salir al mundo y gritar con nuestro testimonio y con nuestro estilo de vida: “¡Aleluya! ¡Aleluya!

¡Feliz Pascua de Resurrección! Que el encuentro con Cristo Resucitado sea para nosotros un motivo para vivir, para esperar y para creer que Dios está a nuestro favor.

            

 

Domingo de Ramos. Aclamamos a Jesús que entra en Jerusalén como el que viene en el nombre del Señor… Algo importante está pasando. Algo grande está llegando… Aunque no llegará como los habitantes de Jerusalén esperaban… Con Jesús llega la salvación de Dios y una vida nueva. ¿Cómo lo esperamos nosotros?

El relato de la Pasión es el que nos revela la verdad de cómo hace Dios las cosas. No hay mucho que comentar… Escuchemos, leamos, contemplemos la Pasión dejando que la verdad radical del amor de Dios manifestado en Jesús toque nuestra realidad, la cuestione, la mueva…  No podemos quedar impasibles.

Dejemos resonar en nuestro interior las imágenes, las palabras, las personas, las actitudes y comportamientos que llenan este relato… Son luz para nosotros hoy.

Pongamos la Cruz en el centro e iniciemos la Semana Santa a su sombra para recibir todo el resplandor trasformador de una pasión que trae vida nueva.