Domingo XXI Tiempo Ordinario

Escrito el 27/08/2023
Agustinos


Texto: José María Martín,  OSA
Música: Autum prelude

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.


¿Cuál es tu respuesta?

La pregunta de Jesús va dirigida también a nosotros. ¿Quién dice la gente que soy yo?” Jesús comienza con una pregunta impersonal. ¿Qué impresión tienen los otros de mí? ¿Cómo me ven? A esto responden los discípulos: “Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, Jeremías o uno de los profetas.” Lo evidente es que la gente percibe a Jesús como un hombre santo, en línea con los profetas. En este momento crítico de la historia de la salvación judía, le ven como portavoz de Dios. “Y vosotros ¿Quién decís que soy yo?” Esta misma pregunta nos la hace Jesús a cada uno de nosotros.

¿Qué decimos los que nos llamamos “cristianos”?  Los que nos consideramos creyentes “practicantes” muchas veces no sabemos responder a la pregunta que Jesús nos hace hoy. Es más fácil cumplir unos preceptos, que en el fondo no alteran nuestra vida, que “mojarse” de verdad y dejar que el Evangelio empape nuestra vida y cuestione incluso nuestras seguridades. Es más fácil responder de memoria, como un loro, que Jesucristo es el Hijo de Dios, que plantearse en serio nuestra fe cristiana. Raramente somos capaces de renunciar a nuestro dinero o a nuestro tiempo para compartirlo con los necesitados. Nos hemos fabricado una religión a nuestra manera, por miedo a comprometernos de verdad ¿Seremos capaces de ser de verdad testigos -mártires- de Jesucristo, como lo fue Pedro? ¿En el trabajo, en casa, en la vida pública, tienes presente lo que Jesús espera de ti? ¿Haces lo que le agrada? ¿Qué respuesta das a la pregunta que hoy te hace Jesús?

Un nuevo nombre, una nueva misión. En reconocimiento de la respuesta de Simón Pedro, le da Jesús un nombre nuevo. Darle un nombre nuevo significa una nueva vocación y misión de Pedro. Participa ahora de la misión misma de Cristo, es decir Pedro se convierte en trabajador-compañero de Jesús para la reconstrucción del nuevo Israel, la nueva casa y familia de Dios. Jesucristo es realmente la piedra angular de este nuevo “edificio”. La legitimidad de su función nace de este mandato dado por Jesús. De aquí surge también la seguridad de que, mientras permanezcan fieles a este mandato, ningún poder, ni terreno ni sobrehumano, prevalecerá sobre ellos. Pedro y los apóstoles cuestionan nuestra vida mediocre y nos replantean nuestro seguimiento de Jesucristo. No seamos cobardes a la hora de demostrar nuestro amor a Jesús.