Domingo II de Adviento

Escrito el 10/12/2023
Agustinos


Texto: José Mª Martín, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino;
voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
enderezad sus senderos”».

Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».


Prepara tu camino al Señor

Resulta sorprendente que el “evangelio de Jesucristo” comience con las palabras y obras del Precursor. Son palabras tomadas del profeta Isaías. Una voz grita: "preparad el camino del Señor, enderezad sus senderos”. Hoy se nos invita a "preparar", a "abrir" un camino para El... en las tierras áridas de la estepa de nuestra vida. Hay una coherencia entre lo que dice Juan y lo que hace, entre su mensaje y su vida. Aparece en el desierto llevando una vida nada convencional; aparece solo frente a todo el pueblo. Así es el profeta. Juan llama a la penitencia, que quiere decir cambio de la mente y del corazón, del hombre y de su contorno cultural.  ¿Qué situaciones de desierto existen en tu vida? 

¡Dios viene, quiere estar en medio de nosotros! Juan bautiza con agua, es un bautismo de preparación y penitencia. Jesús, en cambio, bautizará “con Espíritu Santo”. El auténtico bautismo es el de Jesús, el que nos transforma interiormente y nos convierte en criaturas nuevas. Como dirá Jesús a Nicodemo “hay que nacer del agua y del Espíritu”. Pero hay otra diferencia: Juan era la voz, Jesucristo es la Palabra. Juan no era más que un escalón de transición entre el período de la ley, con todos sus simbolismos, y la gracia de Cristo.

Juan el Bautista, como precursor de Cristo, se sentía indigno, incluso, de desatar la correa del calzado de Jesús, porque su misión era preparar los corazones incrédulos de los hombres, para que con más facilidad recibieran las realidades espirituales que Cristo les ofrecería.  Era la tarea de los esclavos desatar y llevar las sandalias a sus amos, pero Juan, en este acto, se reconoció indigno aun de ser el esclavo de Jesús, porque la misión de Jesucristo era muy superior.

¿Por qué crees que cuesta tanto el proceso de conversión interior?  ¿Cuáles son los actuales obstáculos para que Cristo nazca en tu corazón? ¿Qué debes hacer para superarlo?  ¿Qué lugar ocupa la esperanza en tu vida?