Miércoles III de Adviento

Escrito el 20/12/2023
Agustinos


Texto: Jesús Baños, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)

En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.


De la mano de María

Vivir el adviento de la mano de María – en esta cercanía tan próxima de la Navidad- es una gozada. Nadie mejor que ella nos enseña a preparar la venida del Señor. A su lado, en este relato de la Anunciación podemos encontrar verdaderas luces y señales para nuestro camino de preparación al nacimiento de Jesús.

“Alégrate”: el nacimiento de Jesús es una gran noticia para tu vida. Si le dejas, la va a llenar de un gozo que te inunda desde lo más profundo.

“No temas”: El Señor está contigo, como lo estuvo con María; no hay miedo. En él tienes la fortaleza que te sostiene en las dificultades y los desafíos.

“¿Cómo será esto?”; ¿dudas?: puedes tenerlas… Es algo muy grande y muy incomprensible este misterio de amor de Dios; un Dios que se hace hombre por amor al hombre… ¿cómo no dudar? Per de la mano de María… con esa confianza que da la certeza de que “para Dios no hay nada imposible”

Y con ella, lanzarse del todo, completamente, al plan de Dios. “Hágase”; cuenta conmigo.

Gracias Madre por estar cerca; por compartir tu experiencia de Dios. Por animarnos a caminar contigo.