Texto: Jesús Baños, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
¿Cuánto contamos con el Espíritu Santo?
El Señor Jesús en el discurso de despedida de la Última Cena anuncia de nuevo a sus discípulos y también a nosotros la venida y la necesidad del Espíritu Santo. Su promesa se cumplió y llegó a sus apóstoles y también a nosotros a través de la Iglesia. Pero no sé hasta donde somos conscientes hoy de la necesidad de ese Espíritu.
Por su presencia y aliento la Iglesia sigue llevando adelante en la historia la misión de anunciar el Evangelio tal como Jesús lo mandó. Es el Espíritu el que hace presente a Jesús por la acción de la Iglesia, la que formamos todos los bautizados…
El calendario litúrgico nos hace conscientes de que el tiempo de Pascua va llegando a su fin… Jesús asciende al cielo, pero vive entre nosotros y en nosotros por este Espíritu que hoy promete en el evangelio. Las próximas solemnidades de la Ascensión y Pentecostés nos ayudarán a celebrar y vivir estas realidades. Pero el Espíritu ya vive en la Iglesia y está con nosotros… ¿Qué espacio le dejamos? ¿Cuánto atendemos a sus inspiraciones? ¿Cuánto acudimos a él y pedimos su fuerza y su luz para nuestro camino de seguidores de Jesús en el que tantas veces nos atascamos?
Es el Espíritu de la verdad que nos guía hasta la verdad plena… Y ¡cuánto necesitamos esa verdad! ¡Cuánto lo necesitamos cada uno! y ¡cuánto lo necesita nuestro mundo! Abrámonos al Espíritu Santo.