Texto: Javier Antolín, OSA
Música: Prelude nº1 in C major. Joham S. Bach (Kimiko Ishizaka)
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».
No excluir a nadie
En el Evangelio de hoy observamos la diferente actitud de los discípulos ante una persona que echa demonios y la de Jesús. Los discípulos quieren impedir que haga milagros en el nombre de Jesús pues no es del grupo de sus seguidores, en cambio, Jesús tiene una actitud inclusiva, pues el que no está contra nosotros está a nuestro favor, es decir, quien hace el bien no puede estar en contra de Jesús, pues él pasó por el mundo haciendo el bien.
Frente a un mundo polarizado entre los diversos grupos, ya sea a nivel religioso, a nivel político y social, es interesante la respuesta inclusiva de Jesús, no hay que excluir a nadie, pues toda persona que intenta disminuir el mal de nuestro mundo no puede estar en contra el Reino de Dios que Jesús ha venido a inaugurar. Pero los discípulos, no acaban de entender este planteamiento, ellos están muy apegados a los que son de los nuestros, de nuestro grupo, de nuestra ideología, de nuestra familia, como si ahí estuviera la razón para juzgar lo que está bien o está mal. El criterio de pertenecer a un grupo no sirve, sino hay que mirar lo que hace la persona concreta, ya sea de un grupo o de otro, ya sea de una religión, cultura o mentalidad diferente, lo importante es que haga obras buenas.
Jesús presenta un proyecto integrador, lo importante es que cada vez haya más personas que intenten echar demonios o eliminar el mal de nuestro mundo. Hay demasiada violencia, odio y enemistad en nuestro entorno, todo lo que contribuya a curar heridas, al encuentro entre las personas, a la convivencia, al respeto y diálogo es bienvenido.