Texto: José María Martín, OSA
Música: K. Mc Leod. A very brady special
En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
Un rey que debe reinar en nuestro corazón
En este domingo último del año litúrgico celebramos la solemnidad de “Jesucristo, Rey del universo”. La fiesta de Cristo Rey, instituida por el Papa Pío XI en 1925 para luchar contra la sociedad laicista y exaltar la primacía de Jesucristo, fue muchas veces mal entendida ¿Tiene sentido celebrar hoy esta fiesta? Por supuesto que sí, porque lo que queremos celebrar es que Jesucristo debe ser lo más importante de nuestra vida, debe reinar en nuestro corazón. Así le seguiremos con todas nuestras fuerzas y podremos gozar de su amor.
Él es rey, un rey que es “testigo de la verdad”. Un rey al que queremos escuchar, su voz es conocida, la reconocemos y le seguimos. Un rey que no es de aquí, pero vive aquí, da la vida por los de aquí, por nosotros. Un rey a quien servir no esclaviza, sino que libera, crea relación de cercanía, no nos llama “siervos sino amigos”.
Es un rey que pone delante a los últimos para ser Él quien les sirva. Es un rey tan distinto a los de este mundo... que no es de este mundo, pero ama este mundo y a los que lo habitamos. Es un rey especial, no tiene corona y la única que le pusieron fue de espinas, que le hizo más humano al sentir el dolor como nosotros. No tiene trono, se sienta en el suelo con los que piden ser tocados para ser curados. Un rey que no acumula bienes, al contrario, está dispuesto a dar el manto si le piden la túnica y terminó con sus ropas echadas a suertes. Un rey que elige a los sencillos para que entiendan y llama a personas humildes para ser sus acompañantes.
Es un rey que emplea el perdón como juicio, que da oportunidades a los que se equivocan... Le dice a Pilato antes de ser asesinado: “Tú lo dices: soy rey” Jesús le responde exponiendo su gran verdad: “Mi reino no es de este mundo”. Jesús no es rey al estilo que Pilato puede imaginar. Ha venido a instaurar el reino de la verdad, de la vida, de la justicia y de la paz, que irá creciendo día a día. Nos anima a nosotros a hacer realidad la civilización del amor de la que hablaba Pablo VI. En este sentido, San Agustín recuerda que "no dice que su Reino no está en este mundo, sino no es de este mundo. No dice que su Reino no está aquí, sino no es de aquí" ¿Es Jesús tú rey? ¿estás dispuesto a colaborar con Él para construir aquí el reino de Dios?