Texto: Javier Antolín, OSA
Música: Crying in my beer. Audionautiz
En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.
Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo:
«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:
«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Y Jesús dijo a Simón:
«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
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Remar mar adentro
Jesús va al encuentro de la gente que está trabajando a la orilla del lago de Genesaret y, mientras están lavando las redes, él se dirige desde una barca a la gente. Después de la enseñanza le dice a Simón que reme mar adentro y eche las redes para la pesca. Simón le responde con sinceridad: “hemos estado toda la noche pescando y no hemos cogido nada, pero por tu palabra, echaré las redes”. Jesús está cerca de nuestro trabajo y nos acompaña en nuestros desvelos cotidianos. Nos podemos reconocer en las palabras de Simón pues, por mucho esfuerzo, no conseguimos nada.
Jesús nos está diciendo que rememos mar adentro y echemos las redes. No sé que puede significar remar mar adentro, puede ser profundizar en nuestro interior, o tal vez tener el valor de abrir nuevas rutas. Es cierto, que estamos tan acostumbrados a hacer las cosas que nos lo sabemos todo, y confiamos solamente en nosotros, por eso conviene confiar en la palabra de los demás, más en concreto, en la palabra del Señor que nos dice que echemos las redes confiando en su palabra. No importan los resultados, se nos anima a echar las redes una y otra vez, y seguir confiando en su palabra.
El texto termina viendo como Simón reconoce su debilidad y pecado, pero eso no es obstáculo para que Jesús le diga que desde hoy serás pescador de hombres. Simón Pedro junto con los hermanos Juan y Santiago dejando la barca lo siguieron. Ellos han quedado fascinados por Jesús, pero no se quedan simplemente en ese arrobamiento, sino que lo dejan todo por seguirle. Que tengamos el coraje de salir de nosotros mismos y dejar aquellas cosas que nos impiden seguir libremente a Jesús.