Texto: José María Martín, OSA
Música: A new day. Mixaund
En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.
La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.
El, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:
«Tú eres el Hijo de Dios».
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.
Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto. La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.
Pero él les dijo:
«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».
Y predicaba en las sinagogas de Judea.
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Se levantó y se puso a servirles
A Jesús lo vemos hoy en la casa de un amigo, ayudando a que una mujer sea ella misma y recupere su dignidad. El relato de San Lucas tiene una viveza admirable. En su misma brevedad, conserva toda su frescura: ni sobra ni falta un detalle; es un buen modelo de información periodística: La suegra de Simón estaba en cama con fiebre y se lo dijeron enseguida. Jesús se acercó, la cogió de la mano y ella se levantó.
Hay dos expresiones en el evangelio de hoy que expresan cómo Jesús pone en práctica su compasión hacia los que sufren: “se levantó" y "se puso a servirles". El primero de estos verbos: "levantarse" recuerda el misterio de la resurrección. Jesús se "levantó" del sepulcro. Jesús "ha resucitado". La otra expresión se refiere al servicio. La suegra de Pedro es una de las figuras del Evangelio que, con su actitud, nos recuerdan a dónde debe llevarnos la fe, la gratitud y el amor de Jesucristo. No se contenta con ser librada de la fiebre, se pone inmediatamente al servicio de todos
El final del día encontramos a Jesús sanando a otros enfermos. Estará entre los excluidos a causa de su enfermedad… escuchando quejas… plegarias y lamentos… voluntariamente se sitúa en el lugar por donde pasa la vida doliente. Dios en Jesús ha elegido el lugar social carente de esperanza, más sometido a prueba. Quiere dignificar la vida.
Ya de madrugada, se levantó muy temprano, se fue a un lugar solitario y “se puso a orar”. Jesús necesita estar a solas y orar para recuperar fuerzas y poder transmitir paz a todos. Me recuerda lo que hacen cada día las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta cuando al comenzar la jornada dedican horas a la oración y a la celebración de la eucaristía. También nosotros necesitamos la fuerza interior que nos da la oración, de la que surge la pasión por anunciar la Buena Nueva y ayudar a todo aquél que nos necesite. Todo el mundo buscaba a Jesús y Él se puso en camino hacia otras aldeas para seguir haciendo vida el Evangelio.