Historia y personajes

Escrito el 23/06/2022
Agustinos


P. Saturnino López Zamora, investigador

Muchos de los historiadores agustinos que han  necesitado documentación antigua de la orden agustiniana han recurrido a los fondos que reunió el P. Saturnino López Zamora durante sus años en Roma. Su labor principal fue sacar a la luz múltiples documentos y legajos que se encontraban olvidados en los archivos de Barcelona y el Vaticano de manera especial. El fin que dirigió sus investigaciones fue extraer los datos valiosos referentes a religiosos y conventos en los muchos archivos que estudió.

El P. Saturnino nació en Valladolid el 2 de octubre de 1865 y a los 16 años pidió entrar en los agustinos de su ciudad, pero el rector del colegio de agustinos le recomendó entrar en el noviciado de Calella en 1881, el año en que nacía la que se llamará después Provincia de Castilla. El maestro de novicios era Fr. Juan Domingo Amesti y el pedagogo Fr. Valentín de Alustiza, dos de los fundadores más insignes de la nueva provincia. Una vez profesado al año siguiente comienza sus estudios, hasta que, todavía como estudiante, es destinado al nuevo colegio de Valencia de D. Juan en 1885 para ejercer la inspectoría y otras funciones. Cuando regresa a Calella culminó sus estudios de Teología y fue ordenado de presbítero por el obispo de Lérida el 21 de septiembre de 1888.

Con el fin de completar su formación en la docencia y conocer la dirección de colegios fue enviado a El Escorial, para estudiar el funcionamiento del colegio Alfonso XII, que ya tenía fama en España de un buen colegio. Con ese bagaje, aunque muy joven fue encargado de dirigir el colegio abierto en El Rasillo, en la Rioja, aunque solo duró cuatro años. Fr. Valentín Alustiza, vicario provincial, después de estudiar varios proyectos aprobó la creación de un colegio en la ciudad de Calahorra. Completada la construcción del mismo en octubre de 1894 se iniciaban las clases en el nuevo centro, bajo la dirección del P. Saturnino, que seguirá en el cargo hasta 1899. De nuevo se le pidió que se trasladara a Antequera, aunque no cuajo esa fundación, pero si la de Huelva, donde se inauguró el colegio en 1901, ejerciendo el cargo de vicerrector. Después de asistir a los capítulos provinciales de esos años y ocupar el cargo de definidor, fue elegido prior del convento de Calella en 1911.

A partir de ese tiempo comienza una labor de investigación que proseguirá hasta su muerte. Lo primero fue ordenar y clasificar la gran cantidad de libros y documentos de muchos de conventos de toda España que el P. Tintorer había ido recogiendo durante años. Prepara una obra sobre la historia del convento de Barcelona y colabora con el P. Eustasio Esteban en el proceso del beato Fr. Mauricio Proeta, del que hablamos en este apartado en semanas anteriores, siendo nombrado vice-postulador de la orden. Ese cargo le llevó a entrar en los archivos de Barcelona y de la Corona de Aragón y sacar a la luz pergaminos, legajos y libros y a mantener una continua correspondencia con el P. Eustasio Esteban y el P. Santiago Vela.

El prior general P. Tomás Rodríguez le destinó a la casa generalicia de Roma en 1916, para que trabaje con el P. Eustasio Esteban en la preparación del Bulario de la Orden. A partir de ahora su lugar de trabajo continuo será el archivo Vaticano y otros de la ciudad eterna y diversos lugares de Italia. Se dedica a transcribir registros y datos de los Registros Generalicios y a ordenar todo el material recogido. Unos años después fue elegido vicerrector del colegio internacional Santa Mónica. Asistió a varios capítulos generales y en 1925 fue nombrado miembro de la comisión para la revisión de las Constituciones de la Orden y también fue elegido primer presidente del “Instituto Hispano –americano de Cultura”, creado en Roma en 1933. En estos años publicó unos sesenta trabajos en “Analecta Augustiniana” y “Archivo Agustiniano”, pero han quedado inéditas miles de páginas, además de las que ofreció a otros historiadores, como el P. Santiago Vela, al que ofreció informaciones valiosas, y las que dio al P. Benigno Fernández y Valentín Iglesias.

Se ha dicho que el P. Saturnino ha sido un gran investigador y recopilador de documentos inéditos, pero no llevó a cabo obras de carácter histórico, ya que algunas que preparó, como la historia del convento de Barcelona, no llegaron a completarse. Sin duda, para los historiadores los fondos del P. Saturnino son un tesoro de documentación e información sobre la orden agustiniana, pero quizás su perfeccionismo le frenó en la confección de textos históricos.

El P. Saturnino destacó por su amabilidad en el trato, y por su constancia y trabajo en la labor investigadora. Murió en Roma el 24 de febrero de 1944 a los 78 años, sin haber vuelto a España desde su llegada en 1916. Murió en la paz de los justos, sereno y tranquilo, pues había tratado de seguir los pasos de Cristo por los caminos de la pobreza, castidad y obediencia.

 Fr. Ricardo Paniagua